Como cíclicamente ocurre, esta semana los problemas de seguridad pública noquearon la agenda de los gobiernos provincial y municipal. El pulso de la calle es angustiante, sectores medios y barriadas populares padecen robos y arrebatos que cámaras de seguridad y teléfonos celulares registran y reproducen con devoción y bronca, todo entornado por una violencia superior ejecutada por bandas criminales despiadadas y con un poder de fuego muy superior al promedio de las fuerzas de seguridad. La niña baleada junto con sus padres y el muchacho ejecutado en una plaza cuando jugaba con su hijo son expresiones supremas de esa violencia.

En los últimos 15 días el vecinalismo tomó voz en la escena pública. Sus principales referentes accedieron a una reunión mano a mano con el intendente y días antes un grupo fue recibido en el Concejo Municipal. Fueron activos protagonistas en la ruidosa convocatoria por seguridad que se hizo el jueves en avenida Pellegrini. Esa movilización no fue multitudinaria como los Rosario Sangra de 2016 pero es otra señal inequívoca del sentir en la calle y del funcionamiento de los canales de diálogo gobiernos-barrios.

El vecinalismo no es una sola cosa ni es uniforme en su mirada y afinidades políticas. Desde los 90 para acá perdió protagonismo por la irrupción de las organizaciones sociales, piqueteras y políticas que resultaron mucho más representativas de las necesidades que abrían el neoliberalismo menemista primero y el 2001 después.

Vecinales y organizaciones sociales conviven en la primera capa dérmica de la ciudad, de ahí que los conflictos en relación a seguridad y transporte atraviesan a unas y otras, las movilizan para reclamar en la calle y golpear puertas de concejales y funcionarios de distintas jerarquías.

Los gobiernos de turno suelen dejar latente la sospecha de motivaciones políticas cuando la protesta se dirige a una u otra gestión: si es por el transporte, es porque son afines al peronismo; si es por la seguridad, es porque son afines al Frente Progresista. No tiene sentido detenerse en esos aspectos, excepto que se busque una excusa, porque en esto hablan tanto los reclamos como los silencios, y en este caso hay de los dos. La realidad es que seguridad y movilidad afectan la vida cotidiana de la gente y por tanto requieren un fino ejercicio de planificación, escucha y contención.

Subiendo el volumen

Los cambios en el gabinete le repusieron el pulso al gobierno de Omar Perotti. Corach y Sukerman pusieron manos a la obra para avanzar con autonomía municipal por ley. El primer paso es un proyecto de ley para unificar en 4 años mandatos en municipalidades y comunas. La Constitución no lo permite, pero el gobierno apuesta a avanzar con unanimidad a costa de sentar un antecedente que merece estudio. Una segunda etapa, ya más compleja, consistirá en formar comisiones por tema con los especialistas de cada fuerza política para discutir qué autonomía y con qué alcances.

Las tensiones por la inseguridad también encontraron más armado –políticamente hablando– al gobierno. Al menos en la escena pública el ministro Sain cede la centralidad excluyente a la hora de transmitir la posición del gobierno. Perotti, Agustín Rossi, los ministros Corach y Sukerman matizaron a Sain. Más acompañamiento evita que todo quede supeditado a la picantez declarativa del ministro. En definitiva el gobierno cuida un poco a Sain y Sain está un poco menos solo. Su concurrencia a la Cámara de Diputados el viernes será toda una prueba de fuego. También un termómetro de cómo perfila la traumática relación gobierno-oposición para 2021.

En ese sentido, el Frente Progresista reunió por primera vez en el año el interbloque de mayoría de Diputados. Fijó seguridad, salud y el retorno a las escuelas como prioridades de trabajo. Con 28 de 50 bancas, la oposición espera con su propia agenda al Poder Ejecutivo.

El molde del intendente

Un sábado al mediodía, años atrás, Dante Taparelli visitó la casa de una amiga. Allí le contaron que al lado había funcionado una fábrica de calzados que se fundió en 2001, que estaba desde entonces abandonada y que en una habitación de la terraza sin puerta había una montaña de moldes de madera de pies. Inquieto como un pirata que acaba de encontrar el mapa de un tesoro escondido, pidió que lo guiaran a través de los techos. Del millar de moldes acumulados retiraron una decena. Los anfitriones se quedaron con un par que dieron vuelta por la casa, un tiempo como pisapapeles y últimamente arriba del tacho de residuos para que la perra de la casa no saque basura. Taparelli se llevó el resto y un tiempo después devolvió uno a su amiga, ya no como molde de zapato sino como una inesperada y preciosa obra de arte.

La anécdota describe la capacidad creativa y de transformación del flamante secretario de Cultura de la Municipalidad. Es de aquellos que pueden ver lo que otros no, y que funcionan como faro y locomotora de una ciudad que quiere y necesita las luces de la cultura encendidas todo el tiempo. Si las comparaciones personales son odiosas, que sea en términos estrictamente políticos: Taparelli está llamado a ser en el gobierno de Javkin lo que Chiqui González fue para Binner.

El cambio de nombres en Cultura es también un giro en el perfil del área. Una vuelta de página a una idea que tenía como cara visible a la saliente Carina Cabo y que por distintas razones no funcionó.

J&J y los radicales

Al tiempo que lidia con seguridad, transporte, pandemia y falta de recursos, el intendente deja en claro que no convalida un experimento electoral que fusione al Frente Progresista con Juntos por el Cambio en las elecciones 2021. Hace diez días hablaron del tema con el intendente de Santa Fe Emilio Jatón, también del Frente Progresista. J&J reclaman ser tenidos en cuenta en la mesa de decisiones provincial del Frente Progresista. Quieren opinar e influir como líderes emergentes de esa fuerza, pero sobre todo evitar que decisiones que se tomen a nivel provincial compliquen o condicionen acuerdos de gobernabilidad en sus Municipalidades. Esta posición se traslada al sector de Radicales Libres, o al menos los dirigentes de este sector que participan activamente de ambos gobiernos municipales.

La peregrinación de radicales a Buenos Aires sirvió para que trajeran el aval del presidente de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, a un frente provincial que reúna todo lo que es oposición al peronismo, al estilo de las experiencias de Mendoza, Jujuy y Corrientes. Los cierres de listas recién serán en junio, por lo tanto es una alquimia aventurar cálculos a esta altura del año sin siquiera contar con la definición de si Miguel Lifschitz será candidato o no, lo cual condicionará todo el espectro opositor.

Definiciones en el socialismo

Hablando de cierre de listas, el lunes vence el plazo de inscripción para la elección de autoridades nacionales del Partido Socialista. El PRO-frienly capitalino Roy Cortina, Mónica Fein y Eduardo Di Pollina se encaminan a disputar la presidencia del partido. Mientras tanto el sector que agrupa al ex gobernador Antonio Bonfatti y a Fuerza del Territorio, condiciona el apoyo a Mónica Fein a un acuerdo más amplio que involucre la elección de autoridades de la provincia (se hace también el 18 de abril pero el cierre de listas es recién en marzo) permitiendo que ese sector se quede con la secretaría general que Lifschitz quiere para el diputado Enrique Estevez. Bonfattismo y Fuerza del Territorio dicen reconocerle a Lifschitz su lugar de “líder de una mayoría circunstancial” pero reclaman “asumir responsabilidades colectivamente”.

Foto peronista

En la vereda de enfrente este sábado asumieron las autoridades del PJ santafesino al ritmo del himno nacional de Charly García, con mensaje de “unidad en la diversidad”; paridad en los cargos; y reivindicación de las leyes de paridad, cuidados maternos de los mil días e Interrupción Voluntaria del Embarazo por parte de la vicepresidenta Norma López. Ricardo Olivera reasumió la presidencia como reafirmación de un proceso interno que condujo a recuperar la Gobernación. El gobernador llamó a movilizar en el territorio, comprometerse con la gestión, repasó aspectos del gobierno y hasta hizo un comentario que sonó a palo para los senadores: ganamos departamentos donde hay pueblos que nos faltan candidatos a presidente comunal. Admitió que “falta una gimnasia” que vincule mejor partido, gobierno y legisladores.

Como siempre en política, la foto sugiere lo que en la práctica no es tan fácil de llevar adelante. La lectura del telegrama de felicitaciones del senador y miembro de la nueva conducción Armando Traferri, leído ni bien arrancó el acto, fue uno de los aspectos que Olivera cuidó en las semanas previas. Es que subyacen en el peronismo santafesino tensiones riesgosas como el enfrentamiento de Perotti con sus propios senadores. Perdió la mayoría propia en la cámara alta, aunque por lo que se vio ayer todavía conserva la foto de unidad que le permitió llegar al gobierno.