“Los Barra” de la lechería: la familia que apostó con éxito al primer tambo robot de Santa Fe

Ecos365 visitó el establecimiento “Santa María” ubicado el Departamento Castellanos, el corazón de la cuenca lechera nacional. Inversión, cambios y resultados de un sistema que llegó para quedarse.

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Seguramente Gustavo Barra y Alejandra Trossero no imaginaban hace algunas décadas, cuando tomaron las riendas del establecimiento “Santa María” (fundado por Don Idelso Trossero), que en pleno siglo XXI estarían a cargo del primer tambo robot comercial de la provincia de Santa Fe. Y, mucho menos, que en tan poco tiempo notarían cambios significativos desde el punto de vista productivo y social.

El matrimonio tiene cinco hijos: María Paula, Facundo, Martín, Esteban y Agustín. Todos los hombres están abocados a la empresa, mientras que la mujer (la primera hija del clan) ejerce su profesión de contadora en una reconocida empresa de seguros.

Ecos365 visitó hace unos días el establecimiento ubicado en la zona rural de Galisteo, un distrito situado en el Departamento Castellanos, el más lechero del país por la cantidad de explotaciones tamberas que ostenta. La familia, que reside en la localidad de Ataliva (a pocos kilómetros del tambo), comenzó la aventura del tambo robot hace unos años cuando tomaron la decisión de renovar por completo sus instalaciones. En un primer momento ampliarán las bajadas y reformularían la infraestructura para albergar más vacas, pero entendieron que “Era más de lo mismo”.

Había ideas y propuestas de todo tipo, hasta que Facundo (Médico Veterinario) se cruzó en el camino con la empresa Lely y sus tambos robotizados, que comercializa además otros productos tecnológicos para el tambo como “collares”. Se trata, sin dudas, de una firma que se anticipó a los cambios y entendió que el camino, posiblemente, contemple lo que se conoce como “Lechería de precisión”.

El sistema ha mejorado los indicadores productivos y brinda calidad de vida a los empleados.

Lejos de encontrar reticencias, la iniciativa que llevó a su familia el joven profesional encontró adhesión y la curiosidad fue tal que todos los integrantes se pusieron “manos a la obra” para capacitarse y averiguar más sobre un sistema que incluye varias ventajas, no solo para los animales sino también para el personal que realiza su tarea a diario.

“Estamos muy contentos y felices de poder vivir esta experiencia. Ha sido un camino largo, que todavía estamos recorriendo, que un día soñamos y pudimos concretarlo en familia, que es lo más importante. Poder mostrarlo y abrirnos a los productores para que conozcan la tecnología también es gratificante y nos entusiasma seguir mejorando”, relata Facundo a Ecoss365. En efecto, desde su apertura, el tambo robot se ha convertido en el epicentro de la innovación teniendo en cuenta que es el primero de la provincia desde el punto de vista comercial, recibiendo consultas y visitas de productores, asesores y estudiantes.

Un cambio de rutina y de vida

“En poco tiempo (casi cinco meses), las vacas se manejan con total libertad, les gusta y lo podemos ver con los resultados productivos. También aporta calidad de vida al personal porque se manejan otros horarios, la rutina de trabajo es completamente distinta y permite tener una vida más tranquila que antes, sin que se descuide el rodeo”, cuenta Barra al destacar las principales ventajas del ordeñe voluntario. Y agrega: “el objetivo es tener mejores resultados, con menores esfuerzos físicos”.

Al respecto, confirma que los indicadores productivos “han mejorado entre un 10 y un 15%” en un corto plazo. “Estábamos en 29 litros en el tambo anterior y hoy andamos en 33 lts/vaca/día”, resalta. De todas maneras, por una cuestión estacional y la sequía feroz, en el período estival seguramente decaiga ese volumen. No obstante, aclara: “Necesitaríamos tener un ciclo productivo completo de una vaca para una comparación más certera y notar verdaderamente los cambios; es decir, que estas vacas que estamos ordeñando vuelvan a parir”

La sanidad del rodeo también ha mejorado sustancialmente a partir del nuevo sistema. “Salud podal, ubres y la parte reproductiva; hemos mejorado algunos indicadores por el uso de collar y la instalación del robot”, confiesa.

Facundo Barra, un integrante del "clan familiar" que apostó por la robotización del tambo.

“Una alternativa muy buena”

Si hay una actividad distinta a todas, esa es la lechería. Cada unidad productiva es un “mundo aparte”, como habitualmente se dice. Hay varios sistemas y cada tambo tiene su receta para alcanzar la máxima eficiencia posible en tiempos donde los márgenes están realmente acotados.

En ese sentido, el tambo robot es una “alternativa muy buena”, de acuerdo a lo relatado por Facundo. Por eso no sorprende que haya otros desarrollos de Lely en marcha en la provincia de Santa Fe (Ataliva, San Jerónimo Norte, San Martín de las Escobas y Cañada Rosquín) que, junto con Córdoba, son las más representativas de una actividad tan dinamizadora de pueblos y ciudades del interior productivo.

“Es una tendencia que hoy el productor piensa y evalúa. Considero que es muy buena para la continuidad de las empresas en el futuro porque el trabajo es otro y entiendo que contempla beneficios para todas las partes, incluido el rodeo”.

Por supuesto que un sistema de estas características conlleva una inversión importante que se proyecta en dólares. En tiempos de “vacas flacas” cuesta más, pero “los Barra” se decidieron, apostaron y lo lograron. Con recursos propios y líneas financieras que actualmente escasean. Sin embargo, el mensaje de Facundo puede servir de aliento e inspiración: “nosotros, con los números que estamos evaluando a corto y pequeño plazo, consideramos que esto tiene una capacidad de repago en cinco años”.

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