La desocupación bajó en el segundo trimestre de 2023 según lo informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos esta semana. Unos 872 mil argentinos están en esta condición, que representan al 6,2 por ciento de la población económicamente activa. El indicador cayó 0,7 puntos frente al primer trimestre del año y representa a 100 mil personas que salieron de esa situación.
Pero esa disminución en la cantidad de desocupados no significó un incremento en el indicador de ocupados. Todo lo contrario. El número se redujo en cien mil personas y esa baja se dio en aquellos asalariados que cuentan con descuentos jubilatorios, es decir, registrados o en blanco, como se lo conoce coloquialmente.
En ese sentido la población económicamente activa, es decir, personas con una ocupación o que, sin tenerla, la buscan activamente y están disponibles para trabajar se redujo en este período. Así 200 mil personas dejaron de estar en esta consideración.
Pero además hay otros dos indicadores que subieron en este período y generan una señal de alarma: la población ocupada demandante de empleo y la Tasa de subocupación. Y dentro de ese grupo principalmente la demandante. La primera de ellas incluye a la población ocupada que busca activamente otra ocupación, que en el segundo trimestre avanzó en casi 100 mil personas, es decir, un 1,4 por ciento.
La segunda se refiere a la subocupación por insuficiencia de horas, visible u horaria, y comprende a las personas ocupadas que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias, que están dispuestas a trabajar más horas. Las demandantes son aquellas que están en una búsqueda activa. Por tal motivo la caída de la desocupación es solo un punto para destacar dentro de un contexto donde hay poco para festejar.
¿Cómo fue variando el mercado laboral a lo largo de la actual gestión de Gobierno?
El último trimestre de la gestión de Mauricio Macri reflejó una situación donde la tasa de actividad era del 47,2 por ciento y la de empleo, del 43 por ciento. En ese momento la desocupación alcanzaba al 8,9 por ciento.
Dentro de los ocupados el 46,51 por ciento era asalariado con descuento jubilatorio y el 26,05 por ciento sin descuento jubilatorio. Pero además el 22,56 por ciento trabajaba por cuenta propia y el 4,19 por ciento era patrón.
Cuatro años después la tasa de actividad está 0,4 puntos por encima, en 47,6 por ciento, y la tasa de empleo, 1,6 punto por encima, en 44,6 por ciento. La desocupación, por su parte, sí mostró una fuerte baja de 8,9 por ciento a 6,2 por ciento, con un pico de 13,1 por ciento durante la pandemia.
Dentro de la población ocupada, los asalariados registrados tuvieron un crecimiento de casi un punto en la tasa y llegaron al 46,86 por ciento del total. En tanto los asalariados sin descuentos jubilatorios aumentaron en mayor medida y pasaron de una tasa del 11,2 al 12,2, representando al 27,35 por ciento del total de los trabajadores ocupados. Esto quiere decir que en estos cuatro años fue mayor el crecimiento del trabajo "en negro" que el trabajo "registrado".
Como ya se dijo, tanto la tasa de actividad como la de empleo decrecieron frente al trimestre anterior pero muestran un comportamiento mixto en comparación con un año atrás. Mientras la tasa de actividad cayó 0,3 puntos, la tasa de empleo se mostró al mismo nivel aunque con crecimientos y decrecimientos en ese lapso. La desocupación, en tanto, muestra una caída de 0,7 puntos frente al mismo período de 2022.
Con un trabajo ¿alcanza?
La gestión Macri finalizó con los ocupados demandantes de empleo llegando al 19 por ciento; la subocupación en el 13 por ciento y la demandante, en 9,5. Casi cuatro años después la situación es algo mejor. El primero de los grupos llega al 16,2 por ciento; los subocupados al 10,6 por ciento y la subocupación demandante, al 7,4 por ciento.
Pero la mirada no es tan positiva si se compara frente al trimestre anterior de 2023. Mientras la desocupación bajó frente al pasado período, los ocupados demandantes de empleo y los subocupados demandantes crecieron considerablemente. El primero pasó de 14,8 por ciento a 16,2 por ciento, mientras que el restante, de 6,3 a 7,4 por ciento.
¿Qué ocurre en el Gran Rosario y en el Gran Santa Fe?
Tanto en el Gran Rosario como en el Gran Santa Fe hubo un crecimiento del empleo y de la actividad en estos cuatro años. En la ciudad del sur y su conurbano hubo un alza de la actividad de cuatro puntos y de cinco en cuanto al empleo. En la ciudad capital de la provincia y localidades limítrofes, fueron de casi tres puntos y uno y medio, respectivamente.
En torno a la tasa de desocupación la situación fue completamente dispar entre las dos poblaciones. Mientras en Rosario decreció desde el 8,7 por ciento al 5,3 por ciento; en Santa Fe ascendió del 5,5 por ciento al 8,1 por ciento. Es importante marcar que en este lapso hubo un pico del 17,9 por ciento en Rosario y del 20,3 por ciento en Santa Fe a raíz de la pandemia.

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