El Gobierno logró una tenue calma financiera tras varios días de tensión. Con una intervención agresiva en el mercado de futuros en A3, absorción de pesos y una suba de tasas que llevó el rendimiento de los pases al 50% nominal anual, el ministro Luis Caputo consiguió frenar la corrida contra el peso.
El resultado fue una baja generalizada en los tipos de cambio paralelos. Al cierre, el dólar blue cayó a $1.310 promedio en Rosario, el MEP a $1.270 y el contado con liquidación (CCL) a $1.274, en un contexto donde el Banco Central reafirmó que seguirá interviniendo “hasta disipar la incertidumbre”.
Mientras tanto, el Gobierno celebró otro dato: en junio se registró un superávit financiero de $551.234 millones, según anunció Caputo. Además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó la Estrategia País 2024-2027, que permitirá acceder a hasta USD 10.000 millones para infraestructura, programas sociales y fortalecimiento institucional.
En paralelo, el equipo económico también festeja el retorno del crédito: se lanzaron nuevas líneas de préstamos a tasa fija para la compra de autos 0 km y usados, con plazos de hasta 60 meses y montos de hasta $20 millones, a tasas que van del 39% al 46% nominal anual dependiendo del perfil crediticio y la unidad adquirida. Algunas terminales como Toyota, Renault y Chevrolet ya activaron convenios con bancos y financieras.
Pero no todo es celebración. La disputa entre Nación y provincias continúa sin tregua. Los gobernadores reclaman fondos que la Casa Rosada no está dispuesta a ceder, mientras el conflicto por la coparticipación, la caja previsional y la obra pública se sigue judicializando y tensando los vínculos políticos.
En el plano empresario, la novela de Vicentin avanza el proceso de cramdown. Cuatro grupos empresarios ya están habilitados para hacer una oferta. Son Bunge Argentina SA, Grassi SA, la Unión Agrícola de Avellaneda Cooperativa Limitada y una sociedad conformada por LDC Argentina SA y Molinos Agro SA.
En definitiva, el Gobierno consiguió oxígeno financiero, pero lo hizo a base de fuego intenso: quema de reservas, tasas elevadas y salvavidas externos. Mientras tanto, se reactivan los créditos al consumo y se calienta la interna federal. El equilibrio, una vez más, pende de un hilo.

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