En Argentina, la economía es como un partido de fútbol: impredecible, emocionante y, a veces, desconcertante. La semana pasada no fue la excepción. Comenzamos con incertidumbre y terminamos con bombos y platillos, como si el guionista de nuestra realidad hubiera decidido que el final feliz era la única opción. El superávit fiscal, las victorias políticas y los flashes internacionales nos dejaron con la sensación de que, quizás, el país está más cerca de convertirse en una autopista para los negocios de lo que muchos creen. Y la yapa... Por una denuncia contra Cristina Kirchner y Eskenazi, la jueza Preska podría en el juicio por el caso YPF, revocar su fallo contra Argentina por USD 16.000 millones.
Pero, ¿qué pasó realmente? Vayamos por partes. El superávit fiscal y financiero de enero fue una de las noticias más destacadas. No solo se mantuvo la tendencia positiva en la recomposición de las cuentas públicas, sino que también se logró un superávit primario de $2.434.865 millones, equivalente al 0,35% del PBI. Esto, sumado a la caída del 33,4% en el gasto de intereses, refleja una gestión fiscal que comienza a dar sus frutos. Sin embargo, no todo es color de rosa: el gasto público real subió un 13,5% interanual, impulsado principalmente por jubilaciones y pensiones. Aun así, el gobierno demostró cintura para mantener las cuentas en orden.
En el frente monetario, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) sigue comprando dólares a un ritmo acelerado. Solo en la última semana, las compras ascendieron a casi USD 700 millones, con un estimado de USD 2.000 millones para febrero. ¿De dónde vienen estos dólares? Principalmente del agro, pero también de Vaca Muerta, que se está consolidando como un actor clave en la balanza comercial energética. El superávit energético de USD 678 millones en enero es una muestra clara de que el país está reduciendo su dependencia de las importaciones de energía y avanzando hacia un futuro más sostenible.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Las reservas netas del BCRA siguen siendo negativas, aunque han mejorado significativamente, pasando de USD -11.000 millones a USD -4.000 millones en poco más de un año. Esto se debe, en parte, a los pagos de deuda con el FMI y otros acreedores internacionales. Mientras tanto, la reunión del presidente Milei con Kristalina Gueorguieva, directora del FMI, no arrojó resultados concretos en términos de financiamiento fresco. Esto mantiene al BCRA en una posición delicada, aunque no crítica.
En el frente cambiario, el dólar parece haberse calmado. La volatilidad sin volatilidad es la nueva norma. A pesar de los cimbronazos políticos y económicos, el billete verde apenas se movió un 2% durante la semana. Esto sugiere que el torniquete monetario está surtiendo efecto y que el peso fuerte está ganando terreno. Pero, ¿es esto sostenible? Solo el tiempo lo dirá.
En el sector real, la actividad económica sigue mostrando signos de recuperación. El superávit comercial de USD 142 millones en enero, aunque menor que en meses anteriores, refleja un aumento del 9,1% en las exportaciones y un 24,6% en las importaciones. Esto indica que la demanda interna está repuntando, aunque todavía hay desafíos por delante. Las economías regionales, como el maní y el cobre, están mostrando un desempeño récord, lo que sugiere que hay oportunidades para diversificar la matriz exportadora del país.
En el frente laboral, la situación sigue siendo complicada. La tasa de desempleo del 6,4% en el tercer trimestre de 2024 es un recordatorio de que todavía hay mucho por hacer. Sin embargo, la confianza del consumidor ha mejorado en términos interanuales, lo que sugiere que las familias están comenzando a ver una luz al final del túnel.
En cuanto a la inflación, el índice de precios mayoristas de enero marcó un 1,5%, por debajo del crawling peg del 2%. Esto sugiere que la apertura económica está ayudando a controlar los precios, aunque todavía hay presiones inflacionarias en algunos sectores. La caída del 2,1% en los precios de los productos importados es una señal alentadora de que la competencia internacional está teniendo un impacto positivo.
En resumen, la semana pasada fue un recordatorio de que Argentina es un país de contrastes. Entre el superávit fiscal, la estabilidad cambiaria y los desafíos laborales, hay motivos para el optimismo, pero también para la cautela. Como dijo alguien alguna vez, "en Argentina, lo único predecible es la imprevisibilidad". Y, quizás, eso es lo que nos hace únicos.
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