El lunes de poselectoral, tras el contundente respaldo al oficialismo, los mercados celebraron una jornada histórica que dio lugar a una aparente tregua cambiaria. Sin embargo, ese respiro duró apenas un día. Hoy, el billete oficial minorista superó los $1.500, mientras que el mayorista se acerca peligrosamente al techo de la banda de flotación (aproximadamente $1.494), lo que dispara alarmas sobre el futuro del esquema.
Esto ocurre en paralelo a un repunte de los bonos y de los ADRs de empresas argentinas que cotizan en Wall Street: los títulos aumentaron hasta 4,4 % tras la euforia electoral, aunque el índice riesgo país sigue en torno a los 700 puntos básicos.
Desde la mirada del mercado, el resultado electoral no sólo confirma un ciclo político sino que habilita una nueva hoja de ruta económica: la posibilidad de reformas estructurales, una mayor flexibilidad cambiaria y la eventual acumulación de reservas internacionales. Analistas señalan que el Ejecutivo se ve más fuerte para avanzar, pero también más expuesto al “error de implementación”.
La verdadera tensión está entre el deseo de congelar expectativas y evitar nuevas dosis de inflación, y la presión de los operadores sobre un tipo de cambio que ya está prácticamente en el límite de la banda cambiaria. Los contratos futuros del dólar ya “pricean” valores de cierre de año superiores a los $1.530, lo que demuestra que el mercado no cree en una calma prolongada.
En el frente de la deuda, la suba de los bonos en dólares refleja el optimismo poselectoral, pero la moderación de la Bolsa local –y las señales de cautela en Wall Street– advierten que la “mañana” será clave. El desafío es traducir el espaldarazo político en gobernabilidad económica: si el Gobierno logra que el “rédito electoral” se transforme en políticas creíbles, podría abrirse la compuerta de la recuperación. Pero si los números no acompañan, la banda cambiaria puede dejar de ser un ancla para convertirse en una bomba de tiempo.
En definitiva: el dólar está en alza nuevamente, el esquema cambiario cruje, la deuda y los mercados festejan, pero la pregunta es cuándo empieza la cuenta regresiva de lo que viene. Y ese momento puede estar más cerca de lo que muchos creen.

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