La zona más visitada por los turistas que llegan a Rosario pero en la que nadie quiere invertir

No hay persona que se vaya de la ciudad sin una selfie en el Monumento a la Bandera. Pero los pocos negocios y la alta inseguridad de la zona y las primeras cuadras del centro tiran abajo todo su potencial. Comerciantes acercan propuestas de reactivación

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Pocas ciudades tienen un emblema nacional tan importante como el Monumento a la Bandera, y mucho menos emplazado en un entorno inmejorable, con vista al río, desembarco en la zona más atractiva de la costanera, presencia de otros edificios históricos o de gran relevancia (Catedral, Concejo Municipal, Municipalidad, Aduana, Fuente de las Utopías, La Fluvial) y acceso directo al microcentro. El bajo rosarino tiene eso y mucho más, pero desde hace años se volvió oscuro y lúgubre de noche, sin negocios y con robos diarios incluso a mano armada. Resulta increíble que una zona con tanto potencial, y que es visita recurrente de turistas, esté tan desaprovechada. Los pocos comerciantes que quedaron piden un rápido plan de reactivación.

“Hace tiempo que la zona dejó de ser visitada por jóvenes de noche, que ahora se van a Pichincha, y la inseguridad creció muchísimo”, dijo Pablo Bonilla, dueño del mítico bar Pasaporte. “Es cierto que en época de malaria los robos crecen, pero enfrente nuestro hemos visto hasta robos a mano armada, ya no se trata de simples carteristas”, agregó en diálogo con Ecos365. A eso se suma que, por las medidas sanitarias, la limitada capacidad que pueden albergar los pocos bares que quedaron en pie reducen todavía más la circulación.

Pasaje Juramento (Marisol Fajardo)
Pasaje Juramento (Marisol Fajardo)

Sin presencia policial

“Esta zona está completamente liberada. Nosotros afortunadamente todavía no hemos tenido un hecho de inseguridad grave, pero todos los días nos enteramos que le robaron al vecino, asaltaron al comercio de al lado, o tiraron al suelo a algún peatón en un arrebato”, enumeró Conrado Chiappero, al frente de la taberna El Pericón, de Belgrano al 700. “Desde Santa Fe y Buenos Aires, hasta Mendoza y Maipú es zona de motochorros”, graficó.

A la completa ausencia policial y de personal de la GUM, se le sumó la desaparición de locales, que se acrecentó con la crisis de la pandemia. “Somos pocos los que quedamos en pie. Estamos nosotros, Pasaporte, el café Amelie y no muchos más. Desde el Monumento hasta calle Tucumán no tenés un sólo kiosco. Cualquier cosa que quieras comprar, tenés que subir varias cuadras y de noche no es nada recomendable”, explicó.

Tanto Bonilla como Chiappero mencionaron que cuando cada uno de ellos abrió, los vecinos se mostraron muy contentos, porque al menos consiguieron un espacio más iluminado hasta tarde, en una zona que se caracteriza por su gran oscuridad debido a las escasas luminarias que encima se ven tapadas por las tupidas arboledas. “La zona es de las mejores de Rosario, porque tenés el Monumento, tenés el río, tenés parques, pero a la vez está muy sucia, luce descuidada, insegura y oscura”, sintetizó el dueño de la taberna. Rodolfo Ariel Arce, dueño de El Clásico, agregó que el problema se extiende hasta las primeras cuadras del centro. "A partir de las 16 no queda nadie, la zona se convierte en una boca de lobo", señaló.

Fachada de la ex Aduana
Fachada de la ex Aduana

Potencial desaprovechado

La Municipalidad anunció un ambicioso plan -adelantado por Ecos365- para poblar el centro y darle vida, busca extender las peatonales Córdoba y San Martín. También se conoció que trabaja en una iniciativa para reactivar la Franja Joven del Río, compuesta por cuatro galpones de 12 mil metros cuadrados ubicados justo frente al Monumento, cuyas propuestas nunca terminaron de asentarse. Ahora parece que también está la idea de intervenir o refaccionar en 2021 la ex Aduana, el Palacio Municipal y el Museo Estévez. Sin embargo para el área del Monumento en sí (obra que en su momento dejó inconclusa el Gobierno nacional), del Parque Nacional a la Bandera, de la Plaza San Martín y del inicio del microcentro todavía no hay nada.

“Esto es como la Teoría de la Ventaja Rota, porque una vez que la zona se empieza a degradar, cada vez se pone peor y nadie quiere invertir ahí. La falta de mantenimiento es de muchos años, se anunciaron obras que nunca se hicieron, como cambiar el solado de peatonal San Martín de Rioja a Mendoza, modificar el sistema de luminaria, ensanchar las calles, cambiar las veredas. Hoy hay gente durmiendo en la calle, negocios cerrados y muy poco movimiento”, analizó Fabio Acosta, presidente de la Asociación Casco Histórico.

Para levantar el área, consideró imprescindible avanzar con el proyecto original de extender la peatonal Córdoba hasta Concejo Municipal, reformar la plaza 25 de mayo con un intertrabado como el que se usó para la calle Sarmiento, de vereda a vereda, y propiciar una extensión del paseo a pie. “La iniciativa la había aprobado el Concejo hace algunos años pero nunca se implementó”, recordó.

La zona cambió su concepto, dejó de ser nocturna, y fomenta más el paseo de día, sobre todo de turistas, que hoy -por la falta de propuestas- no tienen mucho más que hacer que sacarse una foto en el Monumento e irse a tomar mates al parque"

Paseo de día

Pero más allá de obras públicas, en un contexto en el que la plata no alcanza, también hacen falta propuestas creativas. Es que la zona cambió su concepto, dejó de ser nocturna, y fomenta más el paseo de día, sobre todo de turistas, que hoy -por la falta de propuestas- no tienen mucho más que hacer que sacarse una foto en el Monumento e irse a tomar mates al parque. Si hasta incluso no sobran los bares para merendar.

Bonilla reveló que antes de la pandemia había estado trabajando en un proyecto junto a Dante Taparelli para presentarle a la Municipalidad, que contemplaba un paseo histórico y cultural por toda la zona. “Queríamos ponerle mucho énfasis a la cuestión del género, aprovechando la escalinata al lado de la ex Aduana para hacer una feria para las mujeres. Se le pueden sumar jornadas de historia argentina cerca del Monumento, otras de literatura, aprovechar mejor los galpones para difundir contenido y brindar algún servicio. Por otro lado, a nuestro bar van coleccionistas de autos antiguos, entonces pensamos que se puede facilitar el estacionamiento de estos coches para exhibirlos, y contar sus orígenes”, apuntó.

Son cosas sueltas que, sumadas y bajo un hilo conductor, podrían armar un recorrido que vaya más allá de la selfie en el máximo símbolo de la ciudad. La idea es conformar una oferta más nutrida para el turista, que no requiere de gran inversión, y que de tener éxito, generará más movimiento y por ende, revitalizaría una zona histórica de Rosario.

El problema que ve el empresario es la dificultad de plantear iniciativas de este tipo al municipio, que si bien reconoce que mejoró su vínculo con comerciantes y vecinos a partir de la nueva administración, todavía mantiene una relación burocratizada. Acosta coincidió en su visión. “Hoy por cualquier tema tenemos que reunirnos con diez reparticiones distintas. Por eso hemos pedido al intendente que genere una dirección general del casco histórico, para que sea un interlocutor válido para todos los temas. Esto ya se hizo en Capital Federal y funcionó muy bien. Ojalá que acá también se implemente”, cerró.

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