La Municipalidad armó un conjunto de proyectos con los que apunta a transformar por completo el centro de la ciudad, promoviendo la construcción de edificios de más altura y sin la obligación de contar con cocheras. La idea es poblar el área, garantizando un movimiento continuo de gente que se sostenga más allá del horario comercial, que contribuya a la radicación de nuevos negocios -como bares y restaurantes- sobre todo en plantas bajas y terrazas, y que ayude a combatir la creciente inseguridad de la zona.

Había una vez en la que el centro era un gran atractivo para todos los rosarinos y e incluso para habitantes de localidades vecinas, que se acercaban a recorrerlo. Pero hace tiempo que eso se perdió. La aparición de los grandes shoppings, el fortalecimiento de los centros comerciales barriales y la salida de la gastronomía a corredores como Pellegrini o Pichincha lo fueron debilitando, y la pandemia lo terminó de tumbar. Relevamientos informales hablan de más de 300 locales que bajaron persianas de forma definitiva, en un área que se infestó de carteristas y mecheras, y que después del cierre comercial se convierte en tierra de nadie.

La lectura del Ejecutivo es que esto puede empezar a corregirse si en lugar de que sólo circule gente de forma esporádica, para realizar un trámite, ir al banco o realizar alguna compra, el centro pase a contar con más residentes permanentes. Y para eso, se deben flexibilizar las normativas de construcción. El plan municipal tiene como principal eje una profunda reformulación de las peatonales Córdoba y San Martín (que además buscarán extenderla hasta San Lorenzo), pasando de un máximo de construcción en altura de 23,50 metros a un esquema adecuado a cada cuadra en función de los edificios patrimoniales con los que cuente, pero que en algunos casos permitiría alcanzar los 31,50 metros.

Esto equivale a una planta baja de cuatro metros, diez pisos altos y la posibilidad de aprovechar terrazas que sirvan tanto para uso público como privado. La idea es que allí se instalen bares en altura, casi desaparecidos en la ciudad, gimnasios, u otro tipo de negocios que lleven al rosarino a levantar la cabeza, y apreciar a su vez el enorme valor de muchos de los históricos edificios de la zona. Pero además actualmente la normativa exige hacer cocheras a quien construya edificios, algo que ya no será obligatorio, dándole un incentivo más a los constructores, que a cambio, deberán compensar con obras en la zona o en otras áreas comerciales a definir.

En algunas cuadras de las peatonales Córdoba y San Martín se podría construir planta baja de cuatro metros, diez pisos altos y aprovechar las terrazas para que sirvan tanto para uso público como privado"

A la par, habrá proyectos específicos para calle Maipú, entre Pellegrini y Urquiza y para calle San Juan, donde venció el plan especial que será actualizado. Allí también se podrá construir planta baja y diez pisos, aunque en el caso de Maipú se revisó el catálogo patrimonial de la zona para preservar determinados edificios como el del Jockey Club, y se avanzará con el ensanchamiento de vereda donde se pueda, con el fin de hacerlas más amigables al peatón. Allí se colocarán canteros verdes y árboles para generar sombra y bajar la temperatura de un sector muy caluroso en verano. Tampoco será obligatorio hacer cocheras en terrenos de menos de 150 metros cuadrados, ni menores a 300 m2 en el caso de los ubicados en una esquina.

En el municipio descuentan que este paquete normativo redundará en un boom constructivo en una zona privilegiada como es el centro. De hecho estos proyectos los vienen consensuando con una comisión asesora integrada por referentes de la Cámara de la Construcción, la Asociación Empresarios de la Vivienda y colegios profesionales. La idea es presentar el paquete al Concejo Municipal antes del cierre legislativo 2020, y arrancar en 2021 en caso de lograr la aprobación.