Argentina es un país productivo per se. Con la calidad de los suelos que presenta, los diferentes climas en las distintas regiones y la capacidad arrasadora de sus productores, a lo largo y a lo ancho del territorio hay un sinfín de producciones que engrandecen al agro. Una de ellas tiene como protagonista a la Nuez de Pecán, un cultivo que tiene algunas particularidades y que, en los últimos años, ha experimentado un crecimiento interesante.
Una de las provincias pioneras fue Entre Ríos, pero Santa Fe también ya aparece en el mapa “pecanero” argentino. Entre 2010 y 2011, Alejandro Bertani tomó una decisión que cambiaría su destino. “Compré cinco hectáreas de campo en Arocena sin saber qué iba hacer; lo hice pensando en una inversión porque no vengo del ´palo´ del campo”, cuenta a Ecos365, que decidió contactarlo para conocer más de una actividad que, como bien define, “se va despertando en Santa Fe”.
Alejandro conoció la Nuez de Pecán y comenzó a indagar sobre el cultivo. Por ese entonces se propuso “un cambio de vida” y emprendió el camino de la producción como algo “alternativo”. Con el tiempo incorporó seis hectáreas más en la localidad de Gálvez, donde vive, y actualmente dice con orgullo: “hoy vivo del Pecán”.
Al ser consultado sobre su incursión en una producción desconocida para muchos, Bertani cuenta: “lo vi como un commodity en dólares y también comprendí que se trata de un producto saludable. De hecho, no entra en descomposición rápida, por lo cual hay margen de venta durante el año”. Y agrega: “está muy demandado y de poco nos vamos posicionando en el mundo”.
Entre las particularidades que presenta la actividad debe destacarse una muy puntual: no es un cultivo de producción inmediata. Comienza a brindar frutos a los cinco años de plantado, pero la primera cosecha económicamente significativa se obtiene a partir de los 9 o 10 años. “Ese el plazo que debe calcularse para ingresar en un nivel productivo que realmente empiece a transformarse en una renta”, reconoce.
Según los expertos, entre los 15 y 25 años la planta alcanza su máximo rendimiento. Debe señalarse que desarrolla su nuez desde noviembre a enero y la almendra desde enero hasta abril – mayo. Precisamente en el quinto y sexto mes del año se realiza la cosecha (una por año), aunque en este 2023 el proceso se adelantó un poco a raíz del clima.
De Arocena al mundo
Consolidada su faceta como productor, Bertani fue relacionándose con otros “pecaneros” para conocer sus realidades productivas y, en definitiva, instruirse de la mano de otras experiencias como la suya.
En 2018/19 viajó a Estados Unidos junto a otros productores para recorrer plantaciones, adquirir conocimientos e intentar replicar casos exitosos en nuestro país. Allí se estaba gestando lo que hoy es una realidad absoluta: Producor Pecán S.A.
Junto a cuatro socios decidieron comprar en EE.UU. 42 máquinas peladeras, las exportaron y comenzaron a construir un galpón donde funciona actualmente la planta. “Hicimos una inversión muy grande y hoy por hoy contamos con una capacidad de pelado de 10.000 kg/día de nuez cáscara”, destaca.
En estos años, la empresa fue posicionándose a paso firme y en 2022 logró colocar 14 contenedores de nuez pelada, que representaron unas 224 toneladas, teniendo en cuenta por cada contenedor se calculan entre 16 y 17 tn.
“El año pasado exportamos mucho a Arabia y Rusia, pero creemos que este año se nos van abrir las puertas de Europa porque contamos con una certificación especial para acceder a ese mercado”.
Sin dudas, la Nuez de Pecán tiene un enorme potencial por sus características y también por la demanda que crece a nivel mundial. El caso de Alejandro Bertani y otros productores pueden servir como ejemplo para aquellos que busquen incursionar en producciones alternativas, de largo plazo, con la mira puesta en la sustentabilidad y la rentabilidad. La historia recién comienza.

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