Raquel Chan: el “cerebro” argentino que revoluciona la agricultura mundial

La investigadora del CONICET, que lideró los equipos de trabajo para el descubrimiento del Trigo y la Soja HB4, pasó por Rafaela y Ecos365 obtuvo los conceptos más importantes. Ciencia, Estado y privado.

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Es una eminencia en el ámbito científico que lideró las investigaciones del Trigo y la Soja HB4, eventos tecnológicos de vanguardia que los principales países ya aceptaron. Tiene una mirada certera sobre el aporte de la ciencia, contemplando la sinergia público – privada, para la solución de grandes problemas que padece el Planeta. La doctora Raquel Chan es un excelsa profesional que pasó esta semana por Rafaela para compartir sus conceptos y visiones con técnicos y productores que asistieron a la Estación Experimental Agropecuaria del INTA. Precisamente allí brindó una jugosa charla ante los pocos periodistas y medios que estaban presentes, entre ellos Ecos365.

Como Investigadora Superior de CONICET, Directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, CONICET-UNL) y Profesora Titular de la Universidad Nacional del Litoral,por supuesto que gran parte del análisis de Chan giró en torno a los desarrollos tecnológicos que están destinados a revolucionar la agricultura mundial, pero también hubo espacio para conocer su mirada sobre las virtudes y debilidades del Estado a la hora de aplicar políticas oficiales para la ciencia, que indefectiblemente le abren la puerta al sector privado para brindar su aporte, tal como sucedió con la tecnología HB4. Y, por supuesto, no dejó de lado las desmitificaciones de esos temas candentes que generan controversia en la sociedad.

Tecnología HB4

Los dos eventos más trascendentales de los últimos tiempos para la agricultura mundial se originaron en Argentina y han tenido como protagonista a la tecnología HB4.

En octubre de 2020, Argentina anunció la aprobación del Trigo HB4. Esta tecnología permite obtener semillas más tolerantes a la sequía, minimizando las pérdidas de producción, mejorar la capacidad de adaptación de las plantas a situaciones de estrés hídrico y dar mayor previsibilidad a los rindes por hectárea.

La tecnología, pionera a nivel mundial, es el resultado de una colaboración público-privada de más de 15 años entre la empresa y el grupo de investigación liderado precisamente por la Dra. Raquel Chan, responsable del descubrimiento. Las variedades de trigo HB4 han sido desarrolladas por TrigallGenetics, un joint-venture entre Bioceres y FlorimondDesprez de Francia, una de las empresas líderes a nivel mundial en genética de trigo.

“El Trigo HB4 representa un ingreso muy interesante si tiene éxito comercial y ahora eso estamos esperamos”, destacó Chan. Y, para graficar la magnitud del diferencial, esbozó: “sería un dinero muy interesante incluso para pagar Deuda Externa”.

De todas maneras, reconoció que la tecnología en el caso del cereal se recomienda para determinados lugares. “En provincia de Buenos Aires, Córdoba y San Luis anda maravilloso”, resaltó para ejemplificar las zonas geográficamente aptas para el cultivo.

Como suele pasar, el descubrimiento ha generado cierta reticencia en algunos sectores, incluidos determinados eslabones de la cadena. Para Chan, la oposición manifiesta al tema de los transgénicos. “Hay una fantasía sobre lo que es natural porque mucha gente cree que lo que comemos es natural si no es transgénico y eso no es verdad. Nada de lo que comemos es natural ni estaba en la naturaleza. Todo ha sido mejorado a lo largo de cientos de años por técnicas clásicas”, expresó.

“Hay que diferenciar entre orgánico y natural (en este caso no hay nada). En el primer caso no se usó herbicida en la producción. El problema con lo orgánico es que se muere todo porque la planta es atacada por hongos, insectos, malezas, la producción es muy baja y el costo es muy alto. Por ejemplo, en Francia o EE.UU, venden manzana orgánica pero sale cinco euros. ¿Quién puede pagar eso en Argentina? No estoy en contra de producir en forma orgánica, pero mientras tenga esos costos se nos va a morir de hambre más gente que hoy”.

La visita de Chan a Rafaela se dio en una semana muy especial para la ciencia argentina, porque el viernes se conoció justamente la aprobación por parte de China de la soja HB4, un desarrollo transgénico tolerante a la sequía que fue aprobado en 2015 por Argentina, cuya investigación fue comandada por el equipo que dirige la prestigiosa profesional, con el grupo Bioceres apostando una vez más.

Ciencia, Estado y privado

Los recursos destinados a la ciencia y la tecnología argentina siempre han sido a “cuenta gotas”. Sobre este tema, Chan también se expidió: “siempre tiene vaivenes el apoyo, pero en este momento estamos bien porque llegan recursos. De todas maneras, no se ha convertido todavía en una política de Estado porque varía mucho dependiendo el Gobierno”.

Está demostrado que más ciencia genera mayor riqueza. Según contó, en los países muy desarrollados el producto bruto per cápita ha aumentado significativamente con el ingreso y la inversión en ciencia. “Hay estudios que muestran que cuánto más se invierte en ciencia, mejor ingreso per cápita tiene un país”, afirmó. Al respecto, mencionó a Noruega, Corea e Israel como “ejemplos claros” de países que invierten en ciencia entre el 4 y el 5% del producto bruto interno. “En Argentina creo que estamos llegando al 0,5%; estamos muy lejos”, admitió.

A la hora de plantear diferencias entre los sistemas, la experta señaló que el sector público tiene muchas ventajas, como por ejemplo “libertad de libre albedrío”. En ese sentido, destacó que “uno hace la ciencia que quiere y eso es impagable”. No obstante, indicó: “tiene muchos defectos y todos los que son Vox Populi porque hay empleados que no trabajan, infinidad de cosas que no funcionan, pero uno encuentra también personas que tienen la camiseta tatuada”.

Del sistema privado, Chan mencionó que le “seduce” la posibilidad de no contar con numerosos problemas y obstáculos administrativos, con los cuales debe lidiar a diario. “Mucho tiempo valioso que tengo se me va en gestión”, contó. Demás está decir que los salarios del ámbito privado también son atractivos, aunque remarcó que “no se queja”.

Por último, dejó un mensaje para todos aquellos que sientan vocación y pasión por la ciencia: “yo soy licenciada en química, después me orienté en química biológica, me fui a la biología molecular y terminé en la genética. No pasa por la formación que uno tiene, lo que imoporta en la universidad es aprender a resolver problemas y buscar dónde estudiar. Lo importante es adquirir la capacidad de aprender de estudiar, buscar, y discernir sobre qué fuentes estudiar”.

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