Ayer, Jésica Balmaceda supo que Néstor Fabián Anchával, el hombre a quien llevó a juicio por amenazas contra su persona –tras convivir y tener hijos juntos–, quedó libre. La Justicia en segunda instancia, redujo la pena a dos años y 11 meses, condena que lo deja del otro lado de las rejas. De esta forma parece culminar el primer juicio oral oral y público por violencia de género, bajo el nuevo Sistema Procesal Penal de la provincia de Santa Fe.

En diálogo con Rosario3.com, Jésica manifestó su disconformidad, su rechazo y el miedo que palpita cada día al saber que su agresor está suelto. “No estoy conforme, es muy injusto. Estoy indignada y me siento totalmente derrotada”, confió.

La Cámara de Apelaciones determinó una pena de dos años y 11 meses de prisión y costas para Anchával, luego de que fuera apelada la condena impuesta por el juez Carlos Leiva a tres años de prisión por amenazas contra su ex pareja, desobediencia a la restricción de acercamiento y daños. Así, los jueces Daniel Acosta, Georgina Depetris y Carlos Carbone, confirmaron "parcialmente esa condena de primera instancia en cuanto los delitos de amenazas, violación de domicilio y daño, revocándola en relación al delito de desobediencia y, en consecuencia, adecuar la pena impuesta, fijándose en dos años y once meses de prisión y costas".

En lo que refiere al delito de desobediencia, el punto que provocó la baja de la pena en concreto, se entendió que la prohibición de acercamiento fue presuntamente violada el 15 de agosto de 2015, teniendo en cuenta que "la cédula con la orden fue recibida el 18 de agosto de 2015". El voto de la jueza Depetris indicó que "no puede afirmarse con certeza que Anchával conociera la existencia de la orden”.

“El fallo me hace pensar que estamos haciendo las cosas mal”, observó la mujer y apuntó a la llamada orden de restricción. “Nosotras, las mujeres maltratadas, somos las que debemos llevarla a la comisaría correspondiente y después sucede esto –lo expuesto en el fallo–que el agresor no es notificado”, explicó y remarcó: “Es la primera medida que tenemos las mujeres para protegernos”, dijo al tiempo que pidió revisar el procedimiento.

En ese sentido consideró que “hay otras chicas que están en la misma situación y eso me impulsa a seguir trabajando porque después de 6 años de remarla y vivir escapando no puedo quedarme sólo con esto”.

Desde su casa, donde vive custodiada las 24 horas por dos hombres tras sufrir episodios intimidatorios, habló de su actualidad: “Nadie está preparada para vivir así, hay dos pesonas armadas todo el día en mi casa, con ellos vamos y venimos con mi hijo al jardín. Yo no puedo ir a visitar ni a mi madre y él está libre. Ahí es cuando te ponés a pensar, ¿hice algo mal? ¿hice mal en denunciar?. Porque yo estoy en peor situación que antes del jucio”, lamentó.

“Cada día pienso cuándo me va matar”, admitió con desesperación. “Pienso si éste va a ser mi último día”, añadió y admitió que se siente “detenida” en su casa.

Consultada sobre los próximos pasos a dar, sostuvo: “La semana que viene, cuando esté más tranquila hablaré con la fiscal”.