Este jueves por la noche, Héctor encontró a su hijo acribillado, tirado en el patio de su casa. Vio a tres hombres entrar en su casa y escuchó las detonaciones. Más temprano ese mismo día, la policía descubrió el cuerpo sin vida de Pamela con múltiples disparos, abandonada en un camino rural de Pérez. En los últimos siete días se contaron en Rosario siete muertes violentas a razón de casi un asesinato por día. Hacía tiempo que no se registraban en la ciudad tantos crímenes seguidos, ni tan brutales. En cada caso, los homicidios parecen ejecuciones, a veces salvajes, que se cometieron con precisión y rapidez, como si la víctima fuera un blanco marcado.

Según datos del Ministerio Público de la Acusación (MPA), en lo que va de 2017 se perpetraron 95 asesinatos en Rosario, 102 en todo el departamento Rosario. De esos 95 crímenes, 15 se cometieron en este mes de julio que todavía no termina.

Y esta semana se concentraron siete, comenzando el viernes pasado con el crimen de un hombre en Paraguay y Anchorena (zona sur), que fue asesinado por la espalda de varios balazos.

Al día siguiente, el sábado, murió un joven de 25 años que había sido atacado en la zona del puente Sorrento el viernes. Le dispararon dos veces: al pecho y a la cabeza.

Ese mismo día a un hombre de 40 años le dispararon al cráneo en barrio Las Flores. Agonizó un día y murió el domingo.

El lunes un joven de 20 años falleció frente a la puerta de una escuela de zona oeste en medio de una aparente pelea con su cuñado.

El miércoles, la policía encontró el cadáver de un muchacho entre basura y escombros cerca del Parque Regional Sur. Tenía ocho impactos de bala, la mayoría en la zona del pecho. 

A la mañana siguiente, encontraron a Pamela. Por la noche, Héctor vio a los asesinos de su hijo huir de su casa en un auto. 

Detrás de la mayoría de estos hechos, no parece haber un intento de robo sino una orden de matar. Acceso fácil a las armas y cierta sensación de impunidad. Intolerancia al límite, diferencias que se zanjan a los tiros o cuchilladas. También en este tiempo se multiplicaron las discusiones a balazos y los “llamados de atención” a punta de pistola o navaja. Este jueves un vecino discutió con otro en zona sur y uno de ellos soltó una ráfaga de disparos contra su domicilio, otro terminó en el hospital porque alguien pasó frente a su casa y abrió fuego como si quisiera dejarle un mensaje; el martes un hombre de 21 años fue acuchillado en la puerta de su casa y el domingo un chico de barrio Triángulo recibió siete balazos cuando abrió la puerta y puso pie en la vereda.

La anterior ola de violencia fuerte que vivió Rosario fue exactamente hace un año, cuando se produjeron 24 homicidios entre el 17 de julio y el 19 de agosto. En esa seguidilla, se contaron, a diferencia de lo que ocurrió esta semana, varios casos de asesinatos en ocasión de robo. Fue en aquella época que se produjeron las masivas marchas bajo el lema #Rosariosangra, que generaron una fuerte reacción del poder político para generar consensos y fortalecer los planes de seguridad.