Bruxismo. Dientes apretados rechinando por las noches. No nos damos cuenta pero de a poco se van ensanchando los músculos de la mandíbula y el rostro queda delineado por una forma más cuadrada. Consecuencias inmediatas, estéticas, de tanto tiempo de morder fuerte de día y de noche. Y duele. En las mañanas después de las batallas nocturnas con el estrés y el mal sueño, además del musculo mandibular ejercitado, duele todo. Nada es gratis, las contiendas son así.

Este clima de dientes apretados en Argentina va condicionando las respuestas a los grandes problemas: ¿somos la sociedad salvaje siendo víctima y victimario según la ocasión? Ultragiros de una taba que siempre caerá para el lado brutal.

En estos días se condenó a las dos mujeres que convivían con el niñito Lucio Dupuy, asesinado en noviembre de 2021. La madre del pequeño, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja Abigail Paez, fueron encontradas culpables de haber sometido a torturas, vejámenes y horribles castigos físicos a un pequeño niño que terminó su vida por las heridas de fuertes patadas en su abdomen que lesionaron el hígado y el corazón produciendo una hemorragia interna. "En mis casi 30 años de profesión nunca vi algo así", había dicho el forense Juan Carlos Toulouse.

El salvajismo del asesinato que protagonizaron Magdalena y Abigail retuerce cualquier lectura explicativa. El escritor Gonzalo Garcés publicó un texto en estos días donde afirmó que “la idea de un chico torturado y asesinado provoca un sentimiento de fracaso universal, de horror de la existencia”.

Entre el morbo del detalle y la crueldad del crimen se vivió la tensión de un nuevo retorno a la ley del talión. El código de Hammurabi tiene más de tres mil años, pero en casos como este se revitaliza en una sociedad que se suma al debate exigiendo el “ojo por ojo, diente por diente”. Que las maten en la cárcel de la peor manera. Que se pudran en una celda oscura hasta el final de los días. La satisfacción social de ver sobre el cuerpo de las criminales algo de lo que diseñaron en su víctima.

El abogado Juan Félix Marteau, que representa en Nueva York a la familia de Hernán Mendoza, uno de los rosarinos asesinados en 2017 por el terrorista uzbeco Sayfullo Saipov, escribió un texto pidiendo la pena de muerte en Argentina apenas finalizó la lectura de la condena para las mujeres que asesinaron a Lucio.

“Lucio Dupuy: torturado, vejado y asesinado por su propia madre. Cómo nos hace falta la regla de la Quinta Enmienda de la Constitución americana para hacer verdadera justicia: una inyección letal que desafecte a este tipo de especie humana de la vida social de modo definitivo!”, dice el texto de Marteau expuesto en su cuenta de Twitter el 2 de febrero último.

La idea de una sociedad víctima de la violencia entrenando respuestas violentas y salvajes para castigar lo que nos daña reaparece en el debate. Ser crueles para la crueldad, salvajes para los salvajes. “El que mata tiene que morir”, había dicho en 2009 Susana Giménez impulsando un liviano y efervescente debate mediático. Hoy la tele y los medios exponiendo juicios y detalles a “un pueblo que quiere saber”, generan el clima de revancha y venganza que se vio en estos días. Acaso un león devorando sus propias tripas.

Esta semana en Rosario se vivieron escenas criminales con conjeturas terroríficas. Un joven fue ejecutado con varios disparos en la puerta de NOB. Un mensaje para autoridades e integrantes de la barra de Ñuls. ¿Usaron a la víctima de “envase” para enviar un correo de sangre? Muchos de estos remitentes van derecho a los cárceles. Allí se cocina la orden que derrama la muerte en Rosario.

Si bien la data no es nueva, la tensión con la que se vivió la discusión sobre la conectividad carcelaria es propia de la más torpe burocracia. Los presos que organizan la criminalidad en las calles de Rosario operan desde las cárceles. Con el respaldo de integrantes del Servicio Penitenciario cuentan de herramientas que los ayudan a organizar lo que después se sufre en la ciudad.

Desde la cárcel de Piñero cuentan que hay columnas y rincones con las letras M (por movistar) P (por Personal) o C (por Claro) que les permiten a los presos saber dónde hay mejor señal para comunicarse con el mundo exterior. “Y eso lo escribe un Penitenciario, no un preso”, dicen desde allí.

La tensión política entre funcionarios de Enacom, que había promocionado la instalación de fibra óptica en la Cárcel de Marcos Paz, y el intendente de Rosario Pablo Javkin evidenció una preocupante falta de coordinación entre quienes somos las víctimas de la inseguridad y un Gobierno que parece importarle muy poco el deambular de los delitos federales cometidos en Santa Fe.

Pero ese caldo no se cocina solo. Las tensiones cotidianas de un tiempo político hostil van in crescendo. Y esta semana lo que se vivió en el sur suma un nuevo capítulo del peligroso momento de la violencia política.

La propiedad de Joe Lewis en el sur sobre el Lago Escondido, su ubicación cercada que limita el acceso libre a ese bello paisaje argentino es tomada como un punto de un fuerte debate político. Militancia bonaerense emprendió un nuevo viaje con referentes sociales y algunos funcionarios para ocupar simbólicamente parte de esa tierra.

Los trabajadores de Lewis y otros vecinos emprendieron una fuerte discusión que terminó con los manifestantes heridos y corridos entre los empellones de los caballos y los “rebencazos” de sus jinetes. El enfrentamiento es ideológico y es tan solo la punta de un iceberg que puede transformarse en volcán. La militancia planea un nuevo regreso al lugar para insistir con la “ilegalidad” del emplazamiento del jardín de Lewis. Hay peleas donde no siempre el cuero dañado es el mismo. El Estado se ausenta, no hay jueces o discusiones jurídicas sobre el tema. Es un cuerpo a cuerpo espeso y sin final a la vista.

El próximo martes en Buenos Aires y en distintos puntos del país se realizará lo que se cree puede llegar a ser la movilización piquetera más importante de los últimos tiempos. El epicentro será el Ministerio de Desarrollo Social ya que apuntan directo a Victoria Tolosa Paz como destinataria del malestar por dar de baja 160 mil planes Potenciar Trabajo.

Cientos de cortes de calle, el malestar del síndrome de la heladera vacía, y las fuertes internas preelectorales del gobierno abastecerán un día donde todo podría pasar. La debilidad del poder en una mesa enclenque.

Esta semana en la última edición de Le Monde Diplomatique el analista José Natanson graficó sobre algunos países Latinoamericanos (Brasil y Perú sobre todo) la fragilidad de las democracias latinoamericanas.

“En un marco de bajo crecimiento económico y con las heridas de la pandemia todavía abiertas, las democracias latinoamericanas se encuentran amenazadas por la insatisfacción social, la intervención militar solapada y la proscripción. A este tipo de reversión democrática, experimentada de diferentes maneras en Brasil, Bolivia, Paraguay y Perú, se suma otra, de naturaleza distinta: la que se produce a manos de un partido o un líder que llega al poder en elecciones limpias y, una vez allí, comienza a vaciar de sentido las instituciones, dañar el Estado de Derecho y debilitar –o directamente anular– los otros poderes. Menos claro que el anterior, en la medida en que resulta difícil establecer la frontera, el momento exacto en que una democracia deja de ser tal, este camino es el que siguen líderes populistas en países como Venezuela, El Salvador y Nicaragua (y también los i-liberalismos europeos de Hungría y Polonia o la experiencia reciente de Turquía, donde el espacio democrático se fue angostando hasta casi desaparecer)”, escribe Natanson.

“En ambos casos, lo que se observa no es una usurpación del poder lisa y llana sino una estrategia progresiva y sutil, muy propia del siglo XXI. El desenlace no es inevitable, como demuestra la derrota de Donald Trump o el asalto a los tres poderes en Brasilia. Pero es posible, perfectamente posible. Si uno de los focos está puesto en los actores políticos anti-democráticos, aquellos que están dispuestos a hacer cualquier cosa por llegar al poder o permanecer en él, el otro, del que se habla menos, debería iluminar la sociedad, sumida en una crisis de representación incubada en años de frustración ciudadana, que es lo que al final del día explica que pueblos desesperados recurran a un Trump, un Bolsonaro o un Milei”, agregó.

En estos tiempos y en estas horas somos otro mal ejemplo de los tiempos inciertos: Bruxismo político ensanchando mandíbulas a un costo que puede ser muy alto.