Ciclo terminado. La tardía salida de Marcelo Sain es la de un funcionario que –en paralelo con la pandemia– marcó a fuego los primeros 15 meses de la gobernación de Omar Perotti. Sain condicionó desde Seguridad gran parte de la gestión, dinamitó puentes con la oposición y fisuró la unidad que le permitió al peronismo volver a la Casa Gris, cabe aclarar, con el consentimiento del gobernador.

El jueves, cuando se confirmó la renuncia, hubo previsibles abrazos y módica celebración en los bloques Juan Domingo Perón y el interbloque radical. “Pasaron 15 meses y no pudimos hablar ni una sola vez con el ministro de Seguridad”, explicó el senador Rubén Pirola (Las Colonias-PJ). “Los jefes policiales nos solicitan ayuda para arreglar un patrullero pero nos piden que no digamos nada porque tienen prohibido hablar con los senadores”, relató Orfilio Marcón (General Obligado-UCR). En su departamento, como en Rosario, van por el quinto jefe de Unidad Regional en 15 meses.

En el oficialista bloque Lealtad no hubo festejo pero sí un indisimulable alivio. Y el diputado Luis Rubeo le puso palabras a ese sentir, pero no en términos personales sino partidarios: “Es una muy buena noticia para el peronismo de Santa Fe que Marcelo Sain haya dejado su cargo”. El detalle es importante porque expresa la inquietud que atraviesa al PJ santafesino: cómo Omar Perotti piensa ganar las elecciones de este año con encuestas (encargadas desde el propio peronismo) en las que el 80% de los consultados señalan a la seguridad como el principal problema y apenas el 15% aprueba la gestión de Sain.



¿La designación de Lagna es sólo un cambio de ministro o implica un giro del gobernador hacia formas menos conflictivas de relacionarse con el resto del sistema político y con los santafesinos? Es la pregunta central que se hace toda la política santafesina por estas horas. Del gobernador para abajo sostienen que la línea se mantiene. Queda esperar los hechos.

El capítulo Sain no terminó

Sain dejó todo su equipo a cargo del Ministerio de Seguridad. Jorge Lagna, un ex reutemista paladar negro que era el sapo de otro pozo y ocupaba un puesto en tercera línea, salta a ministro. Ahora le dará órdenes a los que le daban órdenes a él y se hace cargo de la conducción del ministerio en soledad y sin el control de los dos puestos clave: la Secretaría de Seguridad, que seguirá en manos de Germán Montenegro, y “el logístico”, que es el funcionario de cada ministerio que maneja todo: controla la caja, las licitaciones, los nombramientos, las partidas.

De hecho, como parte de la negociación por su salida, el gobernador le concedió más poder al “logístico” de Sain, hombre de su estrecha confianza y ex cuñado. El lunes pasado el decreto 181 ascendió a Maximiliano Novas de subsecretario a secretario de Coordinación Técnica y Administración Financiera. Por ahora ese esquema se sostiene con el argumento de que “cambia el ministro pero el proyecto sigue”. Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos en las próximas semanas.

Por otra parte, la Legislatura está dispuesta a avanzar con el pedido de juicio político contra el ahora ex ministro promovido por una diputada de la Coalición Cívica. Hay una decisión mayoritaria en ambas cámaras de que Sain no vuelva a la dirección del Organismo de Investigaciones, dependiente del Ministerio Público Fiscal, donde se tomó licencia para ejercer como ministro.



Además, tampoco hay ánimo en el Ministerio Público Fiscal de acogerlo. Los fiscales fueron blanco recurrente de sus ácidas críticas, salvo un puñado de excepciones, y en especial lapidó verbalmente al fiscal general Jorge Baclini. Si volviese al frente del Organismo de Investigaciones, Sain debería desempeñarse como auxiliar de los fiscales y seguir los lineamientos de Baclini. Tan inimaginable como inviable.

Y ahora qué

Si bien es una alquimia hacerse cargo de un ministerio en soledad y con el riesgo de que tu antecesor lo controle a distancia, Lagna fue elegido para llevar adelante una conducción política. Es en ese sentido que su designación arranca con crédito a favor. Senadores peronistas y dirigentes radicales saludaron la elección de un hombre que conoce de política. En el socialismo por ahora hay silencio: no tienen claro con qué Lagna se encontrarán, sin con el ministro capaz de construir el diálogo que ellos demandaban o el que una década atrás se dedicaba a escribir libros del tipo “La Secta Socialista”.

Desde el peronismo también hubo señales. El ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, calificó la salida de Sain como “una etapa nueva”. “Esperemos que con más espacio para la política en el peronismo. Es una oportunidad que se abre, pero bueno… las puertas se abren un tiempo y si no se aprovechan después se cierran de nuevo. Vengo sosteniendo desde 2012 que para enfrentar el tema seguridad hay que sacarlo de la disputa electoral y lograr un acuerdo amplio con ejes directrices, sino es muy difícil obtener resultados”.

Pero hay que insistir. Aún en el hipotético caso que haya sido Sain el que vendió llave en mano la idea tan “Lilita” de un gobierno de choque basado en el “hasta que llegamos nosotros todos fueron cómplices de las mafias y el delito”, que disciplinaría a los senadores peronistas y pondría a la defensiva a Miguel Lifschitz y el Frente Progresista, fue el gobernador el que eligió ese camino que hasta aquí le reportó nulo resultado. Por el contrario, el jefe de los senadores sospechado en una investigación por juego clandestino sigue en su banca y nadie se rindió a los pies del gobernador. 



Por eso la salida de Sain dispara una serie de preguntas muy pertinentes a esta hora. ¿Lagna por Sain implica una primera señal de cambio? ¿Es el principio del fin del desconcierto del peronismo santafesino con el rumbo del gobierno de Perotti? ¿Se viene una etapa más táctica que confrontativa? Sólo el gobernador y el tiempo tienen esas respuestas. Lo único claro hoy es que el ministro Sain está afuera del cargo y que para pesar de muchos que compartían su mirada sociológica, su enfoque criminalístico y el diagnóstico sobre las fuerzas de seguridad, la Primera D le quedó grande. Muy grande.

La interna del PS

El plazo para inscribir listas para las elecciones del Partido Socialista en Santa Fe cerró el jueves pasado y con sorpresa. A último momento, la disputa de dos entre Enrique Estévez y Claudia Balagué pasó a ser de tres con la inscripción de una lista del porteño Roy Cortina. Pero si la inscripción en sí fue una sorpresa, más lo fueron los nombres que figuran en el primer y tercer lugar: el ex concejal Edgardo Falcón y Silvio Mulé. Ambos son afiliados socialistas, pero hace tiempo abandonaron el partido de la rosa y se pasaron a militar a las filas de Creo, el partido del intendente Pablo Javkin.