En una jornada marcada por la calma cambiaria forzada a puro interés, el Banco Central y el Ministerio de Economía desplegaron nuevas piezas en su tablero para sostener la estabilidad. Con la tasa Tamar para grandes depósitos mayoristas arañando el 60% anual —casi el triple de la inflación proyectada— y las cauciones llegando al 80%, la autoridad monetaria, encabezada por Santiago Bausili, activó una ventanilla de liquidez para bancos.
Este mecanismo permite a las entidades obtener fondos directamente del BCRA a través de pases activos, entregando como garantía Letras del Tesoro adquiridas en licitaciones primarias con vencimientos superiores a 60 días. En otras palabras, es una línea de crédito exprés que inyecta pesos frescos al sistema financiero, evitando que los bancos deban vender activos o buscar financiamiento más caro en el mercado. La medida, anunciada en la antesala de la licitación de deuda de este miércoles, busca moderar las tasas, estabilizar el mercado y asegurar la renovación de $15 billones en vencimientos, de un total proyectado de $23 billones para agosto.
El contexto internacional aportó algo de alivio: en EE.UU., la inflación de julio fue del 0,2% mensual y 2,7% anual, por debajo de lo previsto, lo que refuerza la expectativa de que la Reserva Federal recorte su tasa de referencia (actualmente en 4,5%) en septiembre. Sin embargo, las tasas largas no cedieron y el dólar volvió a caer frente a todas las monedas. El petróleo siguió en baja —cerca de su menor valor en cinco años—, la soja repuntó, y el bitcoin y el Ethereum recuperaron terreno, este último superando los US$ 4.500 por primera vez desde 2021.
En el plano político y empresarial, la Bolsa de Comercio de Rosario fue sede de Experiencia IDEA 2025, que reunió a más de 450 referentes del mundo empresario y público. El mensaje central fue claro: sin inflación alta que licúe costos y sin brecha cambiaria para disimular ineficiencias, la única brújula posible es la productividad. Fernando Marengo, economista jefe de BlackTORO, lo resumió así: “Cuando desaparece la licuación por inflación, lo único que queda es la productividad”.
Los gobernadores Maximiliano Pullaro y Martín Llaryora coincidieron en que el país necesita un federalismo real, inversión en infraestructura y alivio impositivo para que las provincias productivas dejen de ser vistas como “la gallina de los huevos de oro”. La logística volvió a estar en el centro del debate: desde la Hidrovía hasta las rutas y los puertos, los costos fuera de planta industrial siguen siendo un obstáculo para competir.
En ese marco, el CEO de Renault Argentina, Pablo Sibilla, lanzó un proyecto conjunto con otra automotriz para exportar un piso de 100.000 vehículos por año desde el puerto de Rosario, recuperando las viejas conexiones ferroviarias que en los ‘60 llevaban trenes cargados desde Córdoba hasta los muelles rosarinos y de Zárate. El objetivo: generar una masa crítica exportadora que permita reducir costos, ganar competitividad y aprovechar la posición estratégica del puerto.
La propuesta de Sibilla dialoga directamente con la agenda de hoy: una delegación de empresarios cordobeses recorrerá puertos santafesinos para evaluar oportunidades de inversión y optimización logística. Se trata de un paso más en la integración productiva entre las dos provincias, que buscan convertir al corredor Córdoba–Rosario en un polo exportador de escala internacional.
Desde el agro, la industria del conocimiento y Vaca Muerta también llegaron reclamos y diagnósticos: eliminar tributos distorsivos, simplificar el sistema impositivo, vincular la ciencia con la producción y adaptarse a un nuevo consumidor —el “homo streaming”— que demanda personalización, transparencia y velocidad.
Mientras tanto, el mercado sigue en modo espera: si la licitación de deuda logra renovar los vencimientos y contener las tasas sin disparar el dólar, la ventanilla de liquidez podría consolidarse como un instrumento clave para estabilizar el sistema financiero. Si falla, la presión cambiaria podría volver antes de lo previsto, en un país donde la competitividad ya no es un concepto de manual, sino la condición de supervivencia.

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