Mauricio Macri será el nuevo presidente de los argentinos desde el próximo 10 de diciembre, cuando se cierre un ciclo de 12 años de kirchnerismo en el país. La diferencia del candidato de Cambiemos con Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, fue finalmente de menos de tres puntos. 

Con el 99,04 por ciento de las mesas escrutadas, Macri suma 12.891.818 votos (51,42%) y Scioli 12.181.419 (48,58%). 

El líder del PRO ganó en Capital Federal, su principal bastión, en Santa Fe (se impuso en la provincia y por poco en Rosario), Mendoza y arrasó en Córdoba. Ese territorio fue una de las claves de la elección: fue 71 a 28 para Macri. Sólo para tener una dimensión, la diferencia total de uno y otro fue de 700 mil votos y en Córdoba Cambiemos superó al FpV por 900 mil votos.

Scioli, en cambio, triunfó con lo justo en la provincia de Buenos Aires (dos puntos) y en las provincias de la Patagonia y del norte, menos en Jujuy, cuya gobernación quedó en manos de la oposición en el comicio anterior.

En otras palabras, Cambiemos se quedó con los principales distritos (salvo el territorio de Scioli) pero el Frente para la Victoria sostiene la mayoría de la provincias. Son 15 contra 9, en un escenario de poder claramente dividido.

El diálogo y la búsqueda de acuerdos aparece más como una imposición que como una promesa”

Además de la paridad del resultado, el nuevo gobierno de Macri deberá encarar el desafío de una Legislatura también adversa. El Frente para la Victoria será la primera minoría en Diputados con 102 legisladores y contará con la mayoría en el Senado.

Con ese escenario, el diálogo y la búsqueda de acuerdos aparece más como una imposición que como una promesa o discurso de campaña.

El último baile fue amarillo

Scioli reconoció la derrota a las 21.30 y permitió el festejo en el búnker del líder del PRO casi media hora después. Contó que llamó al “ingeniero Macri” para felicitarlo y pidió que “Dios lo ilumine”.

Macri celebró con un breve discurso, donde transmitió su “emoción” y agradeció por la confianza. “Gracias por haber creído”, aseguró y dijo: “Hoy es un día histórico”.

Después, empezó a sonar “que noche mágica ciudad de Buenos Aires”, bailó y celebró junto a su vice Gabriela Michetti y sus aliados: Ernesto Sanz (Unión Cívica Radical) y Elisa Carrió (Coalición Cívica). Se sumó, entre otros dirigentes del PRO, Miguel Del Sel. En rigor, bailó más de lo que habló. 

Los festejos siguieron en el búnker PRO y también en el Obelisco. También hubo celebraciones en otros puntos del país, como en el Monumento a la Bandera en Rosario (ver imágenes). 

Macri interpretó el pedido de cambio de la mayoría de la sociedad”

Nueva etapa

Macri interpretó el pedido de cambio de la mayoría de la sociedad. Le sumó a su propio caudal electoral el voto anti (propio de una segunda vuelta). Cosechó 4 millones de votos más en un mes. Fue, en este caso, más fuerte el castigo a una forma de gobernar que la campaña contra las posibles políticas de un gobierno de centro derecha. 

El próximo desafío, en el cortísimo plazo (dos semanas y media), será comenzar a gobernar. ¿Cómo se conformará el nuevo gabinete? ¿Qué lugar ocuparán los radicales? ¿Cuáles serán las primeras medidas económicas? ¿Habrá finalmente levantamiento de cepo y devaluación, insinuada primero y minimizada después?

Y, del otro lado, ¿quién encabezará la oposición? ¿Podrá Sergio Massa -quien salió rápido a felicitar a Macri- liderar una nueva era del peronismo? ¿Perdonará ese peronismo la actitud del renovador, que contribuyó con la derrota? ¿O será el kirchnerismo, incluso Cristina, quien lidere ese espacio? ¿Hay lugar para Daniel Scioli, quien terminó derrotado por escaso margen pero derrotado al fin?

Ya llegará el tiempo para responder esas preguntas, por lo pronto, no es menor destacar una nueva elección presidencial sin incidentes, con alta participación (80,9%) y un traspaso de mando sin crisis. La democracia argentina dio otro paso a sus 32 años de su recuperación.