Reconvierten tradicional restaurante de pescados y le dan nuevo brillo a la zona del bajo

Con un renovado diseño y una carta actualizada, apuestan al público juvenil. De a poco empiezan a aparecer propuestas gastronómicas en un área clave pero que estaba olvidada

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Dos jóvenes emprendedores de la noche tomaron el desafío de reconvertir el tradicional restaurante Amarra2 y reconvertirlo en un moderno bar con impronta más juvenil. Se trata del cuarto proyecto gastronómico que se puso en marcha en el último tiempo en la zona del bajo, que muy de a poco parece empezar a salir del olvido en el que había caído.

Ubicado en la esquina de Buenos Aires y Belgrano, Amarra2 siempre se destacó por sus pescados y mariscos, y una amplia carta de vinos. Su estilo, impronta y servicios estaban orientados a un público adulto que paulatinamente se fue alejando, lo que llevó al titular del local a buscar un cambio de raíz. Gonzalo Mari, con experiencia sobre todo en el rubro gastronómico nocturno, fue uno de los artífices de esa transformación.

“Lo reconvertimos en un bar estilo cervecería al que bautizamos Cabrón, incorporando muchas variedades de birras, cocktails exóticos y una carta con más rebozados y pizzas”, describió Mari aunque aclaró que se mantuvo buena parte de la antigua cocina, ofreciendo boga, rabas, mariscos y otros pescados. “Además conservamos la bodega de vinos, por lo que tenemos muchas opciones”, dijo a Ecos365.

A esa actualización del menú la acompañaron de una renovación del inmueble, de diseño, materiales, ambientación y disposición. En cuanto a la amenización musical, optaron por una impronta moderna y sofisticada, que permita al público disfrutar de la música pero sentados sin que se convierta el lugar en boliche. La idea matriz fue la de apostar por un público juvenil, que es el que más sale.

“Hicimos un cambio rotundo en ese aspecto, ahora viene gente de entre 20 y 35 años”, manifestó y agregó que habían tenido una buena recepción ni bien abrieron semanas atrás, aunque el flujo se frenó con las últimas restricciones. Mientras aguardan por el levantamiento de las medidas sanitarias, apuestan fuerte al menú ejecutivo de mediodía, más allá de que el número de visitantes es sensiblemente menor al nocturno. También ofrecen delivery.

“En esta zona no hay muchas opciones gastronómicas, pero algunas van apareciendo, y eso suma mucho porque -cuando las medidas sanitarias lo permitan- generará mayor movimiento”, destacó Mari. Cabe resaltar que el año pasado el mítico bar Pasaporte, en Maipú y Urquiza, finalizó una serie de reformas buscando reconquistar a la nueva generación de jóvenes. Antes, en Belgrano al 700, había abierto El Pericón, aunque con otro estilo, más orientado al bar de tapas.

Y en febrero cortó cintas Antico Gelatto e Café en Buenos Aires y Córdoba, un novedoso proyecto gastronómico local que combina un helado muy particular con café estilo italiano. En palabras de su creador, el negocio “planea revitalizar una zona que perdió una importante parte de su movida comercial tras la cuarentena, pero que sigue siendo un punto estratégico de la ciudad por su ubicación céntrica y la gran cantidad de oficinas y edificios a su alrededor”.

Con estas propuestas, y alguna otra que podría sumarse, parece que una zona con enorme atractivo turístico como es la cercana al Monumento a la Bandera podría empezar a levantar, algo que también es muy esperado por los vecinos, ante la creciente inseguridad.

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