Alexis Claudio Cantero (23 años), conocido como Tartita, se convirtió en tres años en un jugador de peso en las células en las que se fragmentó el clan Cantero y ya acumula más años en condenas que su propia edad, tal como ocurre con su medio hermano, más conocido Ariel “Guille” Cantero, la cara más emblemática de la banda de los Monos, que ya sumo 96 años de sentencias en distintos procesos que se le siguieron desde 2012.

Hijo del patriarca de la banda, Ariel "Viejo" Cantero (58), y de María Rosa Schneider, Tartita, que se dice vendedor de ropa, se abrió camino en los últimos años en el mundo criminal junto con su hermano Ariel Maximiliano (25), el criador de cerdos apodado Chanchón Cantero, otro hijo del Viejo Ariel y María Rosa.

Tartita acumula condenas por casi 25 años. Y ahora quedó involucrado en una causa por tráfico interprovincial a gran escala a partir de la caída, este viernes, del narco Leonardo Dalmacio “Leo Rey” Saravia, detenido en la ciudad de Buenos Aires luego de la incautación, en Ramallo, de casi 22 kilos de cocaína en ladrillos con el logo “CR”. Droga que –según los investigadores– iba a terminar en forma de dosis precintadas –llamados bolsitas o papeles–en los búnkers de la Via Honda, tras distintos procesos de estiramiento y degradación del producto para maximizar ganancias.

Tartita está fuera de las calles desde mayo de 2020 cuando fue arrestado en Solís al 3300, en barrio Triángulo en una investigación por el femicidio de Débora Fernández, una mujer que fue ejecutada ese mes cuando llamaron a la puerta de su casa, en Colombres al 3000, y le dispararon en la cabeza.

Débora, que tenía una hija de 8 años y trabajaba en un emprendimiento social, era hermana de Darío "Casquito" Fernández, un ex miembro de los Monos que purga un viejo asesinato. Por esos días, Casquito compartía pabellón con Chanchón Cantero, también condenado por homicidio, en Piñero.

Para los investigadores, el crimen de Débora fue la respuesta a una interna tumbera entre Chanchón y Casquito. Por el asesinato de la mujer, Tartita fue condenado en juicio abreviado a 18 años de cárcel como autor en marzo de 2021.

Además, al ser detenido, el personal policial secuestró unos 50 gramos de cocaína y menos de marihuana. Y por ello en julio de 2022 fue condenado a 4 años de prisión por el delito de tenencia con fines de comercialización, otra vez mediante un juicio abreviado, es decir, cuando el imputado acepta la responsabilidad en el delito cometido. Las penas se unificaron en 20 años y seis meses.

Sobre Tartita poco después, recayeron más imputaciones. Esta vez por delitos cometidos desde el encierro.

El 1° de marzo le dictaron su tercera sentencia, también por medio de un abreviado, por amenazas. Fue a 6 años y 4 meses de cárcel. La misma condena recibió su hermano Chanchón, ya que ambos amenazaron a la misma mujer, pero con diferencia de tiempo, para que abandonara su vivienda de Garibaldi 3400, según la justicia. Así, Tartita extendió sus años a la sombra a 24 años y 10 meses.

Tartita estaba entonces en la Unidad Penitenciaria N° 11 de Piñero cumpliendo sus condenas, el mismo sitio desde donde según una nueva investigación federal, a cargo de la Fiscalía Federal N° 3, era una pieza importante de una banda de comercio de estupefacientes, que fue dada por desbaratada tras la captura del transero Leo Rey Saravia en la ciudad de Buenos Aires, y el secuestro de 20 kilos de cocaína en Ramallo.

“Rey –señaló la Policía Federal en un comunicado– administraba los intereses del clan Cantero a través de Tartita y su mujer Sheila S., actualmente detenida en la cárcel de mujeres”.

En total la redada federal apuntó a 25 personas, algunas de las cuales ya estaban detenidas, como el tiratiros Matías “Milanesa” Almaraz, personaje de barrio Ludueña que fue condenado a 20 años por homicidio y ahora es considerado socio de los Monos.