Desde que finalizaron las elecciones provinciales y se conoció que el gobierno cambiará de signo político, se registraron una seguidilla de homicidios dolosos, pelea entre dos bandas narco pesadas de Rosario, y hechos de inseguridad de alto impacto mediático. El último episodio de magnitud fue un robo a mano armada ocurrido en pleno mediodía en el edificio del diario La Capital, en Sarmiento al 700. A pocos metros de ese asalto estaban reunidos en un acto la intendenta Mónica Fein, el electo mandatario local Pablo Javkin, el gobernador saliente Miguel Lifschitz y el entrante Omar Perotti. En ese marco, asoma una hipótesis, nada novedosa por cierto en tiempos en que el poder cambia de manos: la interna policial, sectores que creen que en el caos tienen terreno por ganar –o recuperar–, metió la cola. 

En plena transición, tras la cual asumirá la gobernación Omar Perotti, quien hizo de la seguridad su principal bandera de campaña, el tema volvió a encender con fuerza la luz de alarma. Dos crímenes en ocasión de robo se registraron el fin de semana pasado: el viernes en el Parque Urquiza, donde mataron a un policía de civil; y el sábado en un almacén de Gaboto al 6000, donde asesinaron al comerciante. 

Las dos zonas donde fueron los homicidios tuvieron un denominador en común: testigos y vecinos aseveran que no ven con frecuencia a la policía y que por la noche se registran muchos hechos delictivos

Fuentes del Ejecutivo provincial abonan a la idea de que una disputa entre miembros de las fuerzas de seguridad por las jefaturas que se vendrán con el nuevo gobierno santafesino, de otro signo político, en el marco de nuevas políticas en materia de seguridad, puede tener relación directa con el rebrote delictivo.

"Es posible que en una transición tan larga haga que algunos sectores de la policía estén tratando de generar incertidumbre en este momento de cierta debilidad", dijo por su parte, en una entrevista que dio este viernes a De 12 a 14, la ministra nacional Patricia Bullrich.

A cuatro meses de la asunción del gobernador electo Omar Perotti fuentes policiales mostraron incertidumbre sobre quiénes serán designados al mando del Ministerio de Seguridad, como así también las políticas que aplicará la futura gestión. Ex policías se muestran más activos en la difusión de hechos de inseguridad ocurridos en los últimos dos meses.

Los vaivenes socialistas

Tras doce años de poder, el Frente Progresista Cívico y Social mostró un vaivén en la política de seguridad. Bajo la gobernación de Hermes Binner hubo en un principio una especie de "automanejo" policial. En esa época comenzaron a avanzar los delitos vinculados al crimen organizado, en el que uniformados tuvieron y tienen participación activa. Durante el mandato de Antonio Bonfatti, la administración se vio signada por una ola de delincuencia enmarcada en una disputa de poder entre los altos mandos de la policía, Hugo Tognoli y Cristian Sola, quienes terminaron fuera de la fuerza e investigados (Tognoli incluso detenido), uno por narcotráfico y otro por enriquecimiento ilícito. 

La gestión de Miguel Lifschitz fue más clara en cuanto a los ejes de la política de seguridad, con un ministro, Maximiliano Pullaro, de perfil alto y jefes policiales de perfil bajo, donde se quitó peso a las comisarías y se enfatizó en los trabajos hechos mediante cuadrículas para el patrullaje. Mostró en varios tramos de la gestión mejores indicadores delictivos, una coordinación más aceitada con el Ministerio de Seguridad de la Nación, tuvo detenciones de peso, pero también picos de violencia e inseguridad, en los que siempre estuvieron en foco sectores de la policía disconformes con los cambios. 

A poco de dejar el poder, el gobierno de Lifschitz se encuentra en medio de una fuerte disputa entre dos bandas narco de peso como Los Monos y la liderada por Esteban Lindor Alvarado. Más precisamente, entre Ariel Máximo "Guille" Cantero y miembros de la organización de "El Esteban", ambos detenidos. En ese marco también resultó golpeada la fuerza de seguridad, donde miembros de distintas áreas, sobre todo d. la Policía de Investigaciones (PDI), fueron detenidos en distintas causas judiciales vinculadas a presuntas asociaciones ilícitas.

Robos de alto impacto mediático 

El pasado lunes al mediodía balearon en la boca a un hombre en un presunto intento de robo, en la plaza Alberdi, cuando la víctima se dirigía a hacer un depósito en una entidad bancaria de la zona. No le robaron nada finalmente. 

Este martes se dieron dos asaltos a mano armada de alto impacto público. En la capital provincial un delincuente ingresó al Registro Civil y sustrajo un monto de dinero que sería de la recaudación de dos días. Casualmente no hay cámaras y solo hay un oficial policial de guardia por turno.

También un ladrón armado, con casco puesto, entró en el edificio del diario La Capital, de Sarmiento al 700, y tras amenazar a las empleadas presentes, robó aproximadamente 39 mil pesos. Si bien se presume que podría haber sido un hecho al voleo, llamó la atención que a pocos metros se realizaba la asunción del rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en la que estuvieron Mónica Fein, Pablo Javkin, Miguel Lifschitz, Omar Perotti, entre otras autoridades destacadas.

Nada sucede por casualidad. Nunca. Menos en tiempos de transición. De una transición larga. En la que un gobierno que, al menos desde los proyectos explícitos, intentó cambiar algunas cosas se va, y por lo tanto ya no tiene la fuerza ni el respaldo para imponer sus políticas a una institución siempre compleja, con poder corporativo y en la que las disputas internas siempre se dirimen con acciones –u omisiones– que afectan a la sociedad toda. Y en la que un gobierno que llega aún no hizo públicos sus planes para el área más crítica que le tocará manejar