Un ex policía que supo ser cómplice de una peligrosa banda narco que asoló el barrio Ludueña entre 2021 y 2023 se declaró culpable de haber participado de una extorsión y acordó una pena de seis años y ocho meses de prisión efectiva. Se trata de José “Viejo” Protti, de 60 años, quien permanece detenido desde mayo de 2023, cuando la Agencia de Investigación Criminal (hoy PDI) lo allanó en su casa de La Paz al 5000, en la zona oeste de Rosario. La investigación encabezada por el fiscal Pablo Socca ubicó a Protti como un hombre de confianza de Jonatan “Peco” Almada, uno de los cabecillas del grupo criminal, hijo de un policía retirado.
El trámite por el que Protti fue condenado fue supervisado por el juez penal Facundo Becerra, que hizo lugar a la condena propuesta por las partes. Los seis años y ocho meses se unificaron con otro expediente, de la Justicia Federal, por una causa de venta de drogas al menudeo. Se trata de una condena de seis años. Así, el ex policía cerró un total de diez años tras las rejas.
En mayo de 2023 Protti había sido imputado como coautor de un grave episodio extorsivo tramado desde el penal de Piñero, donde estaban alojados los cabecillas de la banda, una célula tributaria a Los Monos en tiempos del call center carcelario.
La víctima, un trabajador metalúrgico de una fábrica del sudoeste de Rosario, sufrió una balacera en su casa en la tarde del 13 de mayo de 2022. Los tiratiros dejaron un número de teléfono en un papelito. “Decile a tu hijo que pague, que deje de vender droga y se comunique con nosotros”, le dijeron a la madre del joven antes de balear la casa.
Movido por el miedo, el joven se contactó con el celular anotado y se comunicó con un tal “Marta”, uno de los apodos de Matías César, por entonces alojado en Piñero. “Nosotros movemos las drogas en Rosario”; “le vas a tener que comprar un cajón a tu mamá y a tu mujer”; “te vamos a volver loco y te vamos a tirotear todos los días”, fueron algunas de las frases del intercambio.
Por las exigencias, la víctima resolvió entregar su Ford Fiesta y 100 mil pesos. Lo dejó en Felipe Moré y Bordabehere, en Ludueña, con la llave arriba de la rueda delantera izquierda, los papeles en el interior y el dinero en un sobre debajo del asiento del conductor, tras lo cual el extorsionador le informó que lo iban a contactar en el futuro para hacerle firmar el 08.
El 21 de junio lo citaron en una escribanía de Marcos Paz y Pedro Lino Funes para la rúbrica del formulario. Allí lo esperaba, en representación de la banda criminal, el Viejo Protti. Por los registros del trámite, este ex policía (integró la fuerza entre 1987 y 2022), técnico en refrigeración de oficio, quedó pegado a la investigación.
Para agosto, el Ford Fiesta ya había sido asegurado a nombre de Magalí Coronel, pareja de Jonatan Almada, uno de los cabecillas de la organización.
Semanas después, el Fiesta terminó secuestrado durante un allanamiento en French al 1300, lugar de residencia de Almada y su grupo familiar. La noticia y las fotos de esa medida judicial llegaron al dueño del vehículo, que recién entonces se animó a acercarse a la Fiscalía a denunciar lo sufrido. Allí la víctima aseguró: “Yo no había tenido problemas con nadie, no vendo drogas ni nunca vendí, no tengo amigos en ese ambiente, estudio y trabajo, no me había pasado nada antes de este episodio”.
Protti es el condenado número 34 en la causa que investigó el fiscal Socca en torno a un grupo que desplegó violencia territorial y extorsiones a comerciantes en Ludueña y Empalme Graneros entre los violentos años de 2021 y 2023. Entre los condenados hay cuatro policías que filtraban información al grupo. Entre ellos, Analía Francia, que trabajaba en la Comisaría 12ª mientras su hijo oficiaba de sicario en esa jurisdicción.
De acuerdo con la causa, la banda en cuestión fue ideada al calor del descontrol penitenciario y el ingreso irrestricto de celulares en la cárcel de Piñero, que permitió que dos tiratiros ignotos oriundos del barrio Ludueña, como Andy Benítez y Julián Aguirre, se convirtieran en jefes de la organización desde sus celdas. Para ello contaron con el padrinazgo del preso Matías “Pino” César, que aportó la marca de Los Monos. Pino había ganado renombre como sicario al servicio de Ariel “Guille” Cantero y como gatillero en los atentados al Poder Judicial de 2018, saga por la que recibió una condena de 22 años.
Tiempo atrás, los tres cabecillas cerraron penas de 20 años de prisión por su participación en esta alianza criminal. Los otros nombres de relevancia de la investigación fueron Mauro Gerez, condenado a nueve años de prisión como referente y reclutador de soldaditos, y Jonatan Almada, el único que no se acogió a un acuerdo de partes: irá a juicio con un pedido de pena de 40 años.
El objetivo de la asociación, según la Fiscalía, era copar la zona noroeste y desplazar a fuerza de plomo a la franquicia del capo mafia Esteban Alvarado, cuyo representante territorial, según las investigaciones, es Francisco Riquelme, también preso.



