Brenda del Castillo (20 años), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15) fueron torturadas hasta la muerte, mientras su agonía era transmitida en vivo por redes sociales a un grupo de unas 45 personas bajo una advertencia del jefe del grupo criminal: "Esto es lo que le pasa al que me roba droga". Los femicidios de Florencio Varela a los que el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Javier Alonso, consideró como un acto de "disciplinamiento para las chicas, pero también para distintos integrantes de esa organización", dedicada a la venta de estupefacientes, dejó al descubierto el grado de fragilidad de las jóvenes en la estructura –fueron fácilmente descartables y eliminadas sin reparos– e instaló el interrogante acerca del verdadero rol que ocupan las mujeres en el universo narco. 

Como en todo el mundo, el mercado de drogas ilegal en Rosario está liderado por varones con mucho protagonismo e incluso, presencia en los medios de comunicación y redes sociales. Su costado extremo se imprime en la ferocidad de los femicidios vinculados al narcotráfico que dejan huellas atroces en los cuerpos de las mujeres. A pesar del machismo imperante, ellas también mueven la rueda. Aunque menos famosas y mediáticas, “doñas”, “jefas” o “dueñas” despliegan su poder y autoridad en sus territorios, son temidas y obedecidas y ganan mucho dinero. Pero, son las menos: la mayoría de las mujeres que caen presas por causas vinculadas a la venta de droga desarrollan tareas menores, no tienen injerencia ni decisión en las organizaciones, lo que las convierte en presas fáciles para la Policía y las bandas enemigas. 

Esta foto de la participación femenina en el narco crimen rosarino fue sacada por el fiscal Franco Carbone, jefe del Equipo de Microtráfico de la Fiscalía General de Rosario, conocido por su participación en investigaciones de delitos de microtráfico de estupefacientes y en la persecución de los responsables de actos de violencia e intimidación pública en la ciudad. “Hay mujeres que claramente son vulnerables, porque hay una posición machista en las estructuras criminales, con una relación desigual de poder, en la que son utilizadas. Pero, también existe un gran porcentaje que comete los hechos y tiene poder de decisión totalmente autónomo y por sobre otros integrantes de las estructuras”, reveló a Rosario3.

El último orejón del tarro

La mayoría de las mujeres que terminan en prisión se encuentran desamparadas. “Son personas a las que las ponen a vender, a cortar y a fraccionar la droga o armar los paquetes. También, trabajan de delivery, siempre cuidadas por varones que son los soldaditos y los que manipulan armas de fuego. En cambio –aclaró Carbone– es raro que tengamos una mujer portando armas de fuego, tirando tiros”.

Para el fiscal, “en estas mujeres tenemos que detectar la vulnerabilidad y así menguar su responsabilidad penal, lo que no significa que porque sea mujer le saquemos la calificación legal o no vaya presa”. La contemplación de los contextos empobrecidos, de estados de salud resentidos y necesidades básicas insatisfechas conforma el denominado “enfoque interseccional”, amparado en la legislación nacional e internacional en el marco de procesos judiciales.

“La gran mayoría de estas mujeres son personas fungibles, el último eslabón, con aportes banales, inocuos o chiquititos al sistema y terminan mal prisionalizadas”, denunció y observó al respecto: “Tenemos que poner el ojo ahí para detectar eso a tiempo y realmente ir contra la persona que tiene poder de decisión en la estructura”.

arainfo.org

Doñas y jefas

Sin embargo, existe una minoría que sí tiene poder. Olga "Tata" Medina, considerada la jefa o líder de un clan narco dedicado al narcomenudeo en la zona norte de Rosario, con puntos de venta en distintos barrios, condenada varias veces por venta de estupefacientes, o Tania Rostro, una de las 22 personas condenadas en un juicio abreviado en octubre de 2021, junto a Ariel "Guille" Cantero, por integrar dos organizaciones que se dedicaban al tráfico de estupefacientes, son nombres de peso que pueden sintetizar este rol de mando.

Tania y su madre al momento de la detención.

Son mujeres que ejercen una jefatura, administran dinero sucio y ejecutan o encargan todo tipo de violencias. “Detentan una autonomía importante, no solo son parte de la banda, sino que determinan a personas dentro de la organización”, señaló el funcionario judicial y puso como ejemplo: “Los cabecillas que ordenaron las muertes de marzo de 2024 son varones en prisión disconformes con las condiciones de detención. Brenda Pared es una persona que eligió a menores de edad para cometer estos hechos, buscó los medios y el cómo”, apuntó sobre el protagonismo de la pareja de Alejandro "Chucky Monedita" Núñez, quien le encomendó el plan estando en prisión domiciliaria. ”Claramente tenía determinación y fue fundamental en la ejecución de esos delitos”, agregó sobre la joven que fue condenada también por narcotráfico.

En abril de 2024, fiscales provinciales le imputaron a Pared, junto a Núñez , haber formado parte del grupo que ideó y perpetró una parte de los ataques armados destinados a generar terror y conmoción pública en los que murieron dos taxistas, un colectivero y un playero de una estación de servicio. Hija de un narco de la vieja escuela, Sergio Pared, quien fue asesinado en 2013 en la zona sur de Rosario, también fue imputada por el crimen de una amiga suya con un arma blanca, aunque la causa no terminó yendo a juicio. 

Gendarmería detuvo a Brenda Pared en 2018

Patricia Celestina Contreras, madre de Guille Cantero, actual líder de Los Monos, es otro nombre que pisa fuerte en el hampa. El año pasado fue condenada a cuatro años de prisión por haber pagado a sicarios que cometieron balaceras contra dos estaciones de servicios y dos escuelas en la antesala a las elecciones legislativas de noviembre de 2021, con lo cual suma 14 años de condena ya que también fue considerada miembro de la estructura de Los Monos dedicada a la venta de droga. Dicha causa, por estar presos los líderes de la organización, Guille Cantero y Jorge Emanuel Chamorro, fue llamada “Los Patrones” porque ubicaba a las parejas de ambos reclusos como las encargadas de seguir las instrucciones para sostener el negocio narco.

“En prisión domiciliaria siguió trabajando desde la casa y al día de hoy fue allanada una vez más, es decir, que hay indicios serios de que está cometiendo delitos”, actualizó Carbone. 

“Regenteaba el barrio Las Flores y la Granada, conociendo bien el territorio, y las personas no solo le hacían caso, sino que trabajaban para ella, la doña, un cabal ejemplo de una persona que manejaba absolutamente todo”, remarcó.

La Cele junto a su hijo el Pájaro Cantero.

Otra mujer con amplio despliegue en el rubro es Sabrina Ivana Barrías, esposa del cabecilla Leandro “Pollo” Vinardi, un preso de "alto perfil" en la cárcel federal de Ezeiza y ladero histórico de Guille Cantero. “Aceptó una condena a seis años y ocho meses por ser la jefa de la barra brava de Newell's, su cara visible. Entonces, ¿cómo no va a ser una persona con determinación suficiente para manejar una estructura de poder territorial con delitos conexos que tienen que ver con el microtráfico?”, cuestionó.

A diferencia de las mujeres necesitadas que caen en la delincuencia, las “capas narco” logran hacerse de un patrimonio y un buen pasar. “Muchas concretan una estructura económica donde tranquilamente han hecho una diferencia. Lo que pasa es que siguen en el barrio, generalmente, para seguir dominando el territorio”, subrayó y mencionó que mujeres fuertes del crimen local lograron comprarse viviendas de alto valor. 

Alto perfil

La existencia de figuras femeninas fuertes en el narco crimen local tiene su correlato intramuros. En este sentido, el fiscal Carbone destacó la presencia de figuras clave en las cárceles de mujeres. “No sé en cuántos lugares del país tenés tantas detenidas bajo el régimen de alto perfil como en la provincia de Santa Fe”, manifestó.

“En la unidad de mujeres hay dos penales de ocho o diez internas con un estricto control de las visitas, de los paquetes que reciben, de las llamadas que pueden hacer por el anexo que reviste la peligrosidad para sí y para terceros”, detalló y analizó: “Esto da cuenta de que tenemos mujeres detenidas realmente importantes en la estructura delictiva y que quizás hace tiempo que la vienen manejando”.

Herederas

En su artículo Parientes y emprendedoras. Formas de participación de mujeres en el mercado local ilegal de drogas en la ciudad de Rosario, la doctora en Antropología, magíster en Criminología e investigadora del Conicet, Eugenia Cozzi, asegura que “si bien la mayoría de las mujeres que participan de este mercado ilegal lo hacen desde una posición subordinada, en los peores puestos en términos de ganancia, exposición a los riesgos ligados a la criminalización de la actividad y prestigio, se registran también otras formas de participación, incluso desde posiciones de cierto poder, mando y/o liderazgo”. 

Para Cozzi, las más jóvenes, generalmente, “lo hacen de manera relativamente autónoma, aunque en algunos casos valiéndose también de sus vínculos con varones ligados a este mercado ilegal”. Y aclara al respecto: “El  peso del vínculo afectivo y/o de parentesco no necesariamente significa afirmar exclusivamente una participación femenina desde un lugar de opresión –casi sin opción–”. 

Y, por otra parte, se refiere a las “parientes”, que son las mujeres que adquieren el lugar de jefa como esposas, madres, viudas o hermanas de varones que ocupan o han ocupado las posiciones de autoridad en este espacio social jerarquizado. 

Desde Fiscalía también evidenciaron esta condición en algunas “dueñas”. Mujeres que heredan una jefatura de algún varón con el que hayan tenido algún vínculo familiar o afectivo. “Por ejemplo –sostuvo Carbone– Jesica "La Fea" González, que fue imputada y es la ex pareja de (Claudio Javier) "Morocho" Mansilla y la mamá de los hijos. Él tiene una pena en expectativa de prisión perpetua y ella desde algún lugar del cordón industrial, en prisión preventiva, manejaba toda la banda”.

Manejaba una estructura de 12 personas, hay un homicidio vinculado, delitos conexos. A ella le rendían cuentas, ordenaba a las personas que después manejaban los soldaditos, es decir, ni siquiera ella trataba con los soldaditos porque era jefa. No cualquiera podía hablarle, tenía mandos intermedios que le iban rindiendo cuenta de la plata y de todo”, continuó y profundizó: “Tenía un pleno conocimiento, no solo de la economía de la organización, sino de la distribución de puntos de venta. Todo esto vinculado a las violencias altamente lesivas”.

La Fea tiene múltiples causas penales en su contra. Entre ellas, una condena por tentativa de homicidio, otra por integrar la banda del preso René “Brujo” Ungaro y por participar en una balacera ocurrida frente a la cárcel de Piñero, y un legajo por narcotráfico.

Droga secuestrada en un búnker de la organización de La Fea en marzo pasado tras un crimen.

El investigador consideró que estas mujeres clave del narco delito local despliegan su influencia y dominación de modo “similar” al de los varones. “No puedo decir que hagan algo distinto en lo que es el regenteo o la administración de la violencia. No veo una característica particular. Está la obediencia que pasa con los varones: la «doña», la «jefa»”, expresó.

Sin embargo, sembró un interrogante al considerar que son mujeres que pudieron mandar una vez que algún varón conocido despejó la cima.  “Es contrafáctico, pero si estuviese libre el Morocho Mansilla no se si hubiese crecido La Fea González”, observó y añadió en el mismo sentido: “Si estuviese Guille Cantero afuera, no sé qué tanto hubiese crecido la Cele Contreras, aunque dicen que la Cele manejaba ya los hilos desde antes”.

Otro perfil es el de las mujeres que desarrollan un rol estratégico en una organización,  pero a la par de un varón. Carbone recordó a Rosa Bibiana Montero. “La Bibi es la pareja del Viejo Cantero. Juntos regentearon a más de 40 personas, usurpaciones, extorsiones, alquileres, venta de drogas y disputas territoriales en Vía Honda. Todos fueron condenados, y ella como jefa de la estructura criminal con el Viejo Cantero. Eran los dos señores feudales”, comentó. 

La influencia de la mujer en el mundo narco se revela entonces, según el fiscal especializado, en el plano personal, cuando existen lazos sexo-afectivos. De acuerdo al investigador, a través de estos vínculos, condicionan y hasta dirigen las decisiones de varones jefes. “Esto también habla de los perfiles. Hay jefas y dueñas y mujeres que manejan a varones recontra picantes que a veces hacen lo que les dicen ellas”, observó.